La situación de las mujeres trabajadoras en este 2023, que apenas acaba de comenzar, se puede definir como de agudización en la precariedad de los últimos años. Hemos sido las primeras en ser expulsadas del mercado laboral ante la profundización de la crisis del capitalismo, lo que nos lleva a tener que aceptar empleos con peores condiciones y altamente feminizados, que perpetúan la brecha salarial, lo que supone una de pérdida progresiva de nuestros derechos laborales y reproductivos, se desmantelan las pensiones públicas y se eleva paulatinamente la edad de jubilación para hacerlas inalcanzables, van aumentando las desigualdades al mismo tiempo que seguimos cargando con el trabajo socialmente necesario que incluye los cuidados. Mientras, crecen las inversiones en armamentos y los presupuestos para la guerra no paran de crecer. Todo lo que se deriva de la pertenencia de nuestros países a la OTAN y a la unión imperialista europea es financiado desde las arcas públicas, a la vez disminuyen y se esquilman por privatización la sanidad pública universal, la educación pública en todos sus niveles (infantil, primaria, secundaria y superior), los servicios sociales, las casas de acogida, las residencias de tercera edad, los sistemas públicos de pensiones…todo un largo etc. Y a consecuencia de ello recaerá sobre las espaldas de las mujeres trabajadoras toda esa ingente cantidad de trabajo de cuidados socialmente necesarios. Ese, a grandes rasgos, es el capitalismo del siglo XXI que estamos viviendo y una poderosa razón para que nosotras las mujeres trabajadoras que, militamos en organizaciones comunistas, hacemos un llamado a la articulación de la lucha de las trabajadoras para su derrota.
Vemos como, aumenta la violencia hacia las mujeres, cada año hay más asesinatos de género, también somos las principales víctimas en las catástrofes naturales, como está sucediendo en Turquía y Siria, tras el terremoto, en estos días.
Seguimos siendo víctimas de la trata en todo el mundo, al igual que las principales perjudicadas, junto a niños y niñas de las guerras. El capitalismo actual, en su fase imperialista, sumergido en una crisis general, acude e a la guerra para sobrevivir. Siempre ha estado en guerra (Yugoslavia, de Libia a Mali, de Irak a Afganistán, Siria …) pero hoy la posibilidad real y cierta de una guerra generalizada crece exponencialmente a medida que el sistema se descompone.
Al mismo tiempo, tenemos que combatir al feminismo burgués que trata de despojar a las mujeres de la conciencia de clase, implicándolas en una lucha por el mantenimiento de sus privilegios de clase, que nada tienen que ver con los principios que en 1910 impulsaron el 8 de marzo como el día internacional de la mujer trabajadora y que lograron los derechos que tratamos de mantener hoy en día. La nuestra no es una lucha feminista interclasista, sino una lucha cabal y consecuentemente clasista y feminista, para colocar en el centro los intereses y derechos de la mayoría social, los de las mujeres que todo lo producimos, los intereses de las mujeres del pueblo trabajador.
Por eso es necesario la unidad en las luchas de los partidos comunistas, es necesario que fortalezcamos el Movimiento Comunista Internacional por el socialismo y contra el capitalismo, por la paz, y que seamos capaces de conseguir que feminismo de clase se convierta nuevamente en el impulsor de la igualdad de hombres y mujeres.
Si miramos nuestra historia común, encontramos que la lucha de las mujeres por la paz y contra la guerra ha sido un poderoso motor en la organización y articulación del movimiento de masas de mujeres. Esa es también la urgencia de hoy, del ahora, el levantar un amplio movimiento de mujeres contra la guerra imperialista, que forme parte fundamental de la lucha antiimperialista.
Secretaria Feminista CC PCPE
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