Se ha desatado una nueva crisis institucional en Asturies como consecuencia de la incapacidad del gobierno presidido por Álvarez Cascos de alcanzar una mayoría parlamentaria para aprobar los presupuestos
Esta crisis institucional no es más que el reflejo de la crisis estructural del capitalismo y la manifestación de profundas fracturas en el seno de la burguesía local. Mientras, más de 90.500 asturianos y asturianas viven en el pozo del paro y de la pobreza, Asturies sigue perdiendo población, continúan los ERE’s (Alcoa, Spanair, etc…), y las amenazas de relocalización del tejido industrial. La política burguesa chapotea en medio de su propia incapacidad de resolver ni uno solo de los problemas que afrontamos.
El proyecto de FAC ha demostrado no ser más que una fachada que pretendía aprobar recortes presupuestarios contra la clase obrera y meter mano en distintos sectores donde hay dinero con una clara mentalidad clientelista. Un proyecto al servicio de la patronal, tal y como demostró el hecho de que apenas dos días después de que la FADE y la Cámara de Comercio señalasen a Cascos como el principal obstáculo, éste convocase las elecciones. Aquellos trabajadores y trabajadoras que, frente al fracaso de los proyectos del PP y del PSOE, dieron su apoyo a FAC han tenido tiempo de ver cuál era realmente el proyecto de este partido, pueden ahora plantearse una alternativa distinta, más acorde con sus intereses de clase.
Mientras tanto PSOE y PP se presentan cada uno, con sus matices, como partidos “serios” y pretenden de este modo volver a ocupar el gobierno de Asturies. Su “seriedad” hemos tenido tiempo de sufrirla, son serios, cumplen, en todo lo que se refiere al recorte salarial, de derechos y de libertades de la clase obrera, cumplen con seriedad en todo aquello que ordenen sus jefes, los capitalistas.
IU, sumergida en una eterna lucha intestina, da muestras, una vez más, de vivir al margen de una realidad sangrante para los y las trabajadoras, aspiran a ser, otra vez, muletilla de un PSOE que ha mostrado a todas y todos las cartas que sabe jugar en este contexto de crisis estructural del capitalismo. Sin horizontes, sin capacidad de movilización, sin alternativa, ocupan ese espacio intermedio destinado a aquellos que creen que es posible, todavía, reformar el capitalismo para darle una cara más humana.
Con esta nueva crisis institucional queda claro que los distintos partidos parlamentarios no pueden enfrentarse a los gravísimos problemas que, como clase, estamos afrontando los y las obreras.
La burguesía, y sus distintos proyectos políticos (PP, PSOE, FAC, etc.), se muestra cada vez más incapaz siquiera de conseguir mantener la normalidad institucional, las acuciantes necesidades de reflotar sus beneficios obligan a los capitalistas a sostener una brutal ofensiva contra la clase obrera, y ante eso no se detienen por nada, ni siquiera su propia institucionalidad les sirve para acometer sus propósitos.
Los proyectos reformistas (IU, BxA…) no son más que muletas necesarias para sostener a gobiernos burgueses de un color o del otro, son, necesariamente, unos acompañantes de las políticas antiobreras dictadas por los grandes capitalistas, por la UE y por el FMI.
El PCPE coincide en algo con Francisco Álvarez Cascos, por una vez y sin que sirva de precedente, “es necesario un cambio radical”, pero mucho nos tememos que hablamos de cosas distintas. Para el PCPE sí es necesario un auténtico cambio radical que comienza organizando un frente obrero y popular por el socialismo, creando, fortaleciendo y extendiendo los Comités de Unidad Obrera (CUO) como expresión unitaria de trabajadores y trabajadoras de distintas organizaciones sindicales, o sin sindicar, unidos por un programa de lucha y de defensa de los intereses de la clase obrera, y que a su alrededor se agrupen el resto de capas y sectores sociales también golpeados por la crisis capitalista, que pueda contraponerse a las medidas antiobreras del Gobierno del PP, hacia una gran huelga general que inaugure un camino de lucha y abandone la política de claudicación seguida por las cúpulas sindicales. De este modo, estaremos más cerca del cambio radical que necesitamos, un proceso de acumulación de fuerzas que dispute la hegemonía dentro de la clase obrera a los sectores socialdemócratas y reformistas, y nos coloque en disposición de luchar por lo que demanda la situación: la superación revolucionaria del capitalismo y su sustitución por el socialismo.
Frente aquellos que usan las elecciones como elemento legitimador de la dictadura de los capitalistas, nosotros concurrimos a estas elecciones, para sumar un grano de arena más a la construcción de la alternativa revolucionaria, para que cada obrera y obrero que desea un “cambio radical” encuentre su expresión en nuestra papeleta, nuestra campaña electoral denunciará a los políticos burgueses y a sus auténticos jefes, los capitalistas, como los únicos culpables de la situación, explicará que esta crisis no es una catástrofe natural ni una conspiración sino que es la consecuencia lógica del sistema capitalista y, en consecuencia, no tenemos más alternativa que la organización con el horizonte de la toma del poder político por la clase obrera, la construcción del socialismo. No se trata de gestionar el capitalismo, se trata de destruirlo.
EN EL CAPITALISMO NO HAY SALIDA
POR EL SOCIALISMO, TODO PARA LA CLASE OBRERA
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