El reciente anuncio de la multinacional General Dynamics, propietaria de Santa Bárbara Sistemas y por lo tanto de la factoría asturiana de Trubia, de proceder a un ERE de extinción de empleo que dejaría en la calle a 700 trabajadores en España, de los cuales 289 correspondería a trabajadores de la fábrica de armas de Trubia, no sólo significa un nuevo ataque contra la clase obrera asturiana, sino que supone una auténtica tomadura de pelo por parte de la multinacional al pueblo trabajador asturiano, con la connivencia del Gobierno.
Hoy los trabajadores de la fábrica de armas de Trubia junto con sus familias viven con la amenaza de ser despedidos, de quedarse en la calle como consecuencia de la necesidad de la multinacional de proceder al despido de trabajadores para tratar de recuperar e incrementar su tasa de beneficios. Pero la situación que sufren hoy los trabajadores no sólo es consecuencia de esta decisión de la multinacional, sino que es producto de un largo proceso a través del cual, los diferentes gobiernos de la oligarquía (PP, PSOE) han procedido a despojar al estado de los recursos fundamentales del país para cedérselos a precio de saldo al capital monopolista europeo e internacional. De este proceso de expolio ha sido y es víctima la clase obrera, que ha visto como empeoraban sus condiciones de vida y los derechos conquistados durante años de duras luchas, con la apropiación por parte de los monopolios internacionales de los recursos estratégicos y la riqueza socialmente generada.
Por ello, no debemos entender esta decisión de manera aislada sino en el marco de la crisis estructural del capitalismo y de las estrategias puestas en marcha por parte de la oligarquía monopolista para remontar la crisis. Estrategias que pasan por trasladar sobre las espaldas de los trabajadores el peso de la crisis capitalista, a través de la destrucción de empleo, de rebajas salariales y ampliación de la jornada laboral, de la liquidación de sectores que no les reportan amplias ganancias aún a costa de sumir a los trabajadores y comarcas enteras en la marginación social y económica. Las consecuencias para la clase obrera y el pueblo trabajador son evidentes, reflejándose de manera clara en nuestra región con más de 114.000 parados, la amenaza de cierre de la minería, las continuas reducciones salariales en el metal con las amenazas y el chantaje por parte de la patronal de trasladar la producción a otras zonas donde tienen mayores facilidades para ejercer mayores niveles de explotación sobre la fuerza de trabajo.
Desde el PCPE queremos trasladar a los trabajadores de la fábrica de armas nuestra solidaridad en su justa lucha. La clase obrera debe hacer frente a los ataques de la oligarquía, no podemos continuar retrocediendo, es el momento de pasar a la ofensiva organizándonos desde cada centro de trabajo, uniendo todas las luchas en un torrente de movilización que sitúe como objetivo la nacionalización de los sectores estratégicos de la economía (minería, siderurgia, comunicaciones, transporte, turismo, armamentístico, etc), la salida de Unión Europea imperialista y avance hacia la conquista de la sociedad socialista-comunista, donde el poder esté en manos de quienes todo lo producimos y la producción responda a las necesidades del conjunto de la sociedad y no a los intereses de una exigua oligarquía parasitaria.
¡O ELLOS O NOSOTROS!
¡TODO PARA LA CLASE OBRERA!
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