Varios miembros del PCPE de la Vega Baja han recibido cartas amenazantes provenientes de sectores ligados al fascismo y la extrema derecha.
Este hecho no es casual y responde a la actual situación de crisis sistémica del capitalismo donde la burguesía ve peligrar su cuota de ganancia, recurriendo entonces al uso de su brazo armado, el fascismo. Con esto, queremos apuntar que el fascismo no es un fenómeno aislado y espontáneo sino que está ligado a los intereses de la clase dominante capitalista, la burguesía. Esa bestia dormida pero latente que es el fascismo, se configura de este modo, en la herramienta con la que las élites quieren mantener su hegemonía, cada vez con mayor dificultad.
Pese a la invisibilidad informativa y mediática a la que es sometido, el PCPE supone una seria amenaza a la burguesía, puesto que es el único partido que antepone los intereses de la clase obrera sobre cualquier otro. Los comunistas no vacilamos en nuestra posición dentro de la lucha de clases. No especulamos ni vendemos a los trabajadores con el fin de aliviar los balances de gestión del capitalismo o de obtener unas migajas por parte de estos.
Las modas, como los fuegos de artificio, tienen un comienzo fulgurante pero un recorrido bastante efímero. La postura del PCPE es la coherencia y la honestidad, no engañamos ni disfrazamos la realidad con falsas promesas. Llamamos a las cosas por su nombre y mantenemos una férrea posición de confrontación ideológica con los enemigos de la clase obrera.
Es por ello, que pese a la supuesta irrelevancia que nos otorgan los medios y las elecciones burguesas, supongamos una seria amenaza para los intereses de futuro del capitalismo. Un capitalismo que desvela su verdadero rostro violento cuando ve peligrar sus posiciones.
El fascismo se ha instalado en Orihuela y sólo cabe una respuesta para combatirlo: organización, organización y organización. Una contestación organizada sin caer en provocaciones será la mejor herramienta para arrinconar la violencia del sistema. Y sobre todo se hace imprescindible un ejercicio de refrescar nuestra olvidada memoria histórica, no como un ejercicio de obsoleta nostalgia sino como medida para que no vuelvan a repetirse vergonzosos episodios del pasado.
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