Hace 30 años, Felipe González, el mismo que hoy es punta de lanza del imperialismo contra el proceso bolivariano en Venezuela, firmaba el Tratado de Adhesión de España a la CEE (Comunidad Económica Europea). El mismo que, también un año después, firmaría, tras el engaño al pueblo, la entrada de España en la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte).
El PCPE siempre ha tenido claro el carácter imperialista de lo que hoy es la UE (Unión Europea), producto natural del desarrollo del capitalismo europeo. Una alianza interestatal del capital monopolista, por tanto enemiga de los intereses de la clase obrera y los pueblos.
La CEE nace como respuesta a las necesidades del capital monopolista de adaptar el sistema de dominación a sus exigencias. El capital, en su desarrollo histórico, tiende a la creación de monopolios y a hacer desaparecer la libre competencia capitalista; ese mismo capital hoy impone sus leyes de forma más dictatorial que nunca, haciendo que una cada vez más reducida oligarquía someta a la clase obrera a una brutal explotación.
La UE está favoreciendo un enorme proceso de concentración y centralización de capital, que busca mejorar la posición relativa de los monopolios con base europea en la lucha descarnada que a nivel internacional se produce por el control de las fuentes de materias primas, sus rutas de transporte y los mercados.
Es la misma razón por la que la OTAN planifica y ejecuta sistemáticamente el más sangriento expolio de los pueblos que ha vivido la humanidad. Otra gran alianza imperialista donde España está inserta, y en la que las bases militares en nuestro territorio juegan cada vez un papel más importante, tanto para la agresión a Oriente Próximo como a África. Sirva como ejemplo reciente de implicación del gobierno español, la ampliación del acuerdo de la base de Morón.
Para la clase obrera y los sectores populares, las consecuencias de la entrada de España en la UE han sido claras. Ha significado el desmantelamiento progresivo de la industria (siderurgia, minería, astilleros), la destrucción de gran parte de la pequeña producción agrícola y ganadera, la pérdida constante de derechos sociales y laborales y un empobrecimiento del nivel de vida de la mayoría obrera y popular, que se aceleró con la adopción del euro. Mientras se generalizan los salarios de miseria, los precios suben, se desmantelan los servicios públicos, se privatizan las pensiones y aumenta la edad de jubilación, aumenta el control y la represión contra las clases populares y se criminalizan las luchas obreras.
Las últimas medidas anunciadas por el FMI, y apoyadas recientemente por el Banco de España, no expresan más que la lógica de los monopolios; más “copago” sanitario y educativo, todavía más abaratamiento del despido y contratos basura, aumento de los impuestos indirectos… es decir, aumento de la tasa de explotación y robo a la clase obrera y al pueblo trabajador. Esto es lo único que el capitalismo en su fase en descomposición hoy puede ofrecer.
El PCPE también lucha firmemente contra aquellas posiciones que quieren hacer creer a la clase obrera que la UE puede ser beneficiosa para los pueblos, que el capitalismo se puede gestionar a favor de los trabajadores y que hay salida a la crisis dentro del capitalismo y la UE. Algunas de estas posiciones incluso plantean una especie de retorno a una fase premonopolista del capitalismo. Y esto es absolutamente falaz e idealista, porque ignoran la realidad objetiva y las propias leyes del desarrollo capitalista, como está demostrando el proceso en Grecia.
El PCPE seguirá luchando por la salida de España de la UE, el euro y la OTAN, elemento esencial e ineludible para la toma del poder político por la clase obrera y la construcción del socialismo. Por eso, en este aniversario en que los medios de comunicación burgueses despliegan una importante campaña de propaganda, los y las comunistas no tenemos nada que celebrar, pero sí mucho por lo que luchar y todo por conquistar, hasta acabar con el capitalismo y construir sobre sus escombros el socialismo y el comunismo.
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