Esta medida, lanzada ahora como globo sonda para evaluar qué respuesta encuentra, esconde las verda- deras intenciones de este gobierno, que no son otras que atacar las condiciones de los trabajadores de la educación pública.
Los derechos laborales fueron conquistados durante décadas de lucha y han sufrido graves retrocesos du- rante los años recientes con la crisis capitalista como contexto económico. No se trata en ningún caso de privilegios o dádivas que entrega el gobierno de turno a aquellos que cada día luchan por levantar una edu- cación pública de calidad, dando lo mejor de sí mismos en condiciones adversas. Los profesores, personal de administración y servicios, trabajadores e integradores sociales, etc. no debemos tragar ni con esta, ni con ninguna otra medida más. Respondamos con un no rotundo a esta idea planteada por el Ministro.
Pero además, ¿de qué rendimiento académico estamos hablando? ¿De ese que siguiendo las directrices de la Unión Europea adapta el sistema educativo, en todas las etapas, a las necesidades del mercado laboral? ¿Del que se olvida del desarrollo integral del alumnado y se limita a formar técnicamente a los futuros traba- jadores? ¿Del que se evalúa con pruebas estandarizadas, absolutamente descontextualizadas? Pues bien, la labor del profesorado no puede medirse con tales instrumentos.
Tampoco puede evaluarse con los in nitos trámites burocráticos de la Inspección Educativa, donde lo único que importa es que el papel quede bonito, olvidando la tarea diaria del profesorado y las condiciones reales de la práctica docente. De qué rendimiento académico nos hablan cuando la precariedad no hace sino au- mentar año tras año, interinos ad eternum, funcionarios en expectativas, bajas sin cubrir, centros educativos que se caen…
Desde el PCPE y los CJC rechazamos también la idea de rendimiento académico que subyace en esta pro- puesta del ministro. Acercándose las próximas Elecciones Generales, las fuerzas políticas tradicionales, el PP y el PSOE, y las de reserva, Ciudadanos y Podemos, lanzan cada una sus propuestas para la Educación, todas ellas con algo en común, el no cuestionamiento de la función social de la Educación en el capitalismo, que no es otro que el de darle a los capitalistas una fuerza de trabajo su cientemente cuali cada para que en el futuro pueda ser explotada. Eso es lo que se esconde tras el discurso de adaptar el Sistema Educativo a las necesidades del mercado laboral.
Nuestra propuesta parte de cambiar esta realidad, poniendo en el centro de la educación el desarrollo inte- gral de los hombres y mujeres del futuro, contribuyendo a la creación de una sociedad sin explotación del hombre por el hombre. El control obrero de lo que hoy son las grandes empresas (Repsol, Iberdrola, Santan- der, Movistar…) garantizará los recursos y los medios que hoy se le niegan a la educación pública.
Por otra parte, desaparecerá la educación privada y concertada, que segrega hoy en día en función de quién puede pagar.Todos los trabajadores de la privado-concertada se integrarán en el sistema público, equiparan- do sus condiciones a los de la función pública. Las experiencias educativas positivas que se hayan recogido en estas instituciones serán socializadas y puestas al servicio de toda la sociedad.
Esa es la propuesta del PCPE y los CJC. Para hacer que ese futuro se convierta en realidad es necesario luchar primeramente contra cualquier medida, como la que ha propuesto el Ministro, que ataque la educa- ción pública y a sus trabajadores. Después deberemos lanzarnos a la ofensiva, primero para recuperar las condiciones previas al estallido de la crisis capitalista, y posteriormente a conquistar la educación pública al servicio del pueblo trabajador.
¡No a la revisión del salario del profesorado en base al rendimiento académico! ¡No al rendimiento académico basado en las necesidades de las empresas!
¡Por una Educación Pública, Cientí ca y Gratuita al servicio del pueblo trabajador!
Madrid, 4 de Noviembre del 2015
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