Cada año, el 25 de noviembre, asistimos al lamento en los “medios de comunicación” por el incremento de número de víctimas por violencia de género, por el aumento de víctimas de acoso, por el aumento de víctimas de violación, por el aumento, en definitiva, de la violencia estructural hacia las mujeres, y también asistimos, una y otra vez, al compromiso del gobierno y los diferentes partidos políticos del sistema de implementar nuevas leyes, medidas y protocolos que acaben con esta situación.
Sin embargo, esas leyes, esas medidas y esos protocolos no consiguen revertir la situación, y no lo hacen porque el patriarcado está unido intrínsecamente al sistema capitalista, y este sistema no está dispuesto a terminar con la doble opresión que sufrimos las mujeres de la clase obrera, ni tiene entre sus prioridades eliminar la discriminación y conseguir la igualdad de derechos para las mujeres que sería el primer paso para lograr erradicar la violencia de género.
En el Centenario de la Revolución Socialista de Octubre, debemos recordar que el Gobierno soviético sí se fijó como meta eliminar la discriminación y conseguir la igualdad de derechos para las mujeres, de ahí los grandes logros que se consiguieron en este terreno, ya en la Revolución de Febrero de 1917 las mujeres lograban el derecho al voto, y tras la Revolución de Octubre se legalizó el aborto, se conquistó la sanidad pública y universal, los partos sin dolor, las guarderías públicas, los permisos por menstruación etc.
La historia de la violencia patriarcal es una historia amasada con los dos tercios del trabajo socialmente necesario considerado no productivo, con la consideración de las mujeres como sujetos subalternos, con una diferencia salarial de más del 23% por ciento, con la consideración del trabajo femenino como complementario del masculino y forzosamente a compatibilizar con las responsabilidades familiares y de cuidados en una suerte de jornada inacabable, insostenible, opresiva y lacerante, con el desmantelamiento y privatización de los servicios públicos, y con una imagen femenina denigrante, sumisa, pasiva y funcional en la publicidad y en los medios de comunicación sostenidos por bancos y multinacionales para el aseguramiento de los beneficios empresariales, cuyos intereses entran en contradicción directa con los intereses de las mujeres en particular y de la clase trabajadora en general.
El PCPE y su juventud, al igual que el Gobierno Soviético, tiene como objetivo prioritario acabar con la discriminación, derrotar al patriarcado, y por ello, llamamos a la movilización de trabajadoras y trabajadores contra los feminicidios que las instituciones y las leyes burguesas afirman condenar mientras mantienen intactas las condiciones sociales de la desigualdad y las estructuras de opresión de las mujeres, como clase y como género. La lucha continúa más allá del 25- N y denunciamos que del día contra la violencia hacia las mujeres se ha hecho una jornada lacrimógena, interclasista y con ausencia total de una denuncia hacia esa violencia por razón de género como algo estructural y sistémico.
El PCPE y la J-PCPE luchamos contra toda forma de explotación de las personas y contra la violencia patriarcal.
NO MAS FEMINICIDIOS
Acabemos con el capitalismo
Derrotemos al patriarcado
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