El 1º de Mayo es la fecha histórica más importante en la agenda de la lucha obrera. En ella se homenajea la Revuelta de Haymarket y a todos los obreros condenados por reclamar sus derechos. En la actualidad, este día es festivo en casi todo el mundo, lo que supone una estrategia de los sectores burgueses: mientras sea una jornada planificada en el calendario, no interrumpe la producción. En esta sociedad de consumo, no todos los sectores de la clase trabajadora pueden disfrutar de días de sosiego, como es el caso de la hostelería. Esto no solo implica que no puedan descansar, sino que tampoco puedan reivindicarse en el 1o de Mayo. La praza Roxa fue el lugar escogido para iniciar esta manifestación en Santiago de Compostela. Durante unos minutos estuvimos en contacto directo con los camareros que atendían las terrazas que circunscriben la plaza. Intentamos hacer visible la lucha obrera entre los asistentes presumiendo de nuestra bandera y vendiendo ejemplares de Unidad y Lucha. Alrededor de las 13:00 h., con media hora de atraso, comenzó la marcha hacia la praza das Praterías.
Entre la multitud desplegamos nuestra pancarta con el lema «1 de Maio. Polo poder obreiro». Esta frase, enmarcada por los logotipos del PCPE y de la XCPG, explicitaba todavía más nuestra visión clasista de este día tan señalado. Aturdidos por el silencio sepulcral que dominaba el acto, tuvimos que llenarnos de valor para gritar nuestras consignas. Comenzamos con las más generales, como «no hay, no hay, no hay otra manera, o con la burguesía o con la clase obrera» o «que viva la lucha de la clase obrera». No obtuvimos réplicas y acudimos sin éxito a otras más concretas como «contratos de un día para la monarquía» o «sí hay solución, salida del euro, la OTAN y la Unión». Aunque intercalábamos los dos idiomas, un hombre de mediana edad nos increpaba para que hablásemos solo en galego. En este momento nos dimos cuenta de que no estábamos asistiendo a un 1º de Mayo en honor a la lucha obrera, sino a su deformación en espacio de reivindicación nacionalista al más puro estilo burgués.
Llegamos a la praza das Praterías. El portavoz de la manifestación hablaba desde la escalinata que da acceso a la catedral mediante un equipo de megafonía que enmarcaba la plaza. Ahora sí comenzaban las consignas, justo en el lugar donde estaban ubicadas las cámaras de televisión y los periodistas. Terminado el discurso del vocero, se hizo un llamamiento a todos nosotros para que entonásemos «La Internacional». A través de los amplificadores de sonido se escuchaba su melodía, pero nadie cantaba bajo la Torre da Berenguela. El capitalismo ha convertido al 1º de Mayo en un fetiche y es nuestra labor volver a cargarlo de su histórico espíritu revolucionario.
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