Los resultados electorales del pasado 9 de junio tienen diversos factores que podríamos analizar por separado, pero que, en su conjunto, lanzan un mensaje muy claro: el declive de la Unión Europea como proyecto político de la burguesía europea.
En este sentido, y a la luz de nuestros propios resultados, cada vez es más evidente la necesidad de conformar una alternativa que, también en lo electoral, articule la necesaria contraofensiva obrera y popular contra la agresión creciente de la oligarquía a sus intereses y necesidades.
El fascismo y la extrema derecha avanzan en todos los terrenos, el ascenso de las posiciones reaccionarias en el campo electoral es la consecuencia de la impregnación de la ideología dominante de la burguesía en amplias capas de la clase obrera.
La Unión Europea está en un proceso inevitable de pérdida de hegemonía política y económica, lo que implica cada vez, una mayor subordinación de sus intereses al imperialismo de los Estado Unidos. Un proceso de degradación que se encamina a cumplir con los mandatos de los EE. UU., los cuales tienen desplegados cien mil soldados y las 275 bases en el territorio de la UE por si a alguien se le ocurre poner en duda sus intereses: continuar con la guerra de la OTAN contra Rusia en Ucrania hasta el último ucraniano/a y hasta el último europeo/a si es necesario, permitir el genocidio del pueblo palestino sin ningún tipo de reacción y debilitar la economía de la zona euro.
En este contexto, donde los cañones de guerra cada vez suenan más cerca de nuestras puertas, el capitalismo, una vez más, necesita alentar al fascismo, azuzar a la bestia de la reacción para evitar una movilización de masas que ponga en jaque la única alternativa que tiene el imperialismo para sobrevivir: la guerra. Una guerra a la que no irá la princesa Leonor, si no los hijos y las hijas de tu vecina y de tu compañero de trabajo.
La guerra total del imperialismo tiene muchas aristas e influye en nuestro día a día, que a nadie le quepa la menor duda. No obstante, los medios de desinformación (incluidas las redes sociales) cumpliendo con los dictados de sus amos, marcan la agenda política y las necesidades de nuestra clase, dando por sentado que los miles de millones que destinamos a la guerra contra otros
pueblos no salen de nuestros bolsillos y no afectan a la inversión en servicios públicos.
La imposibilidad de acceder a una vivienda digna, la pobreza infantil 1 , la falta de personal sanitario para cubrir las vacantes durante el verano o de trabajadoras en las oficinas de lucha contra la violencia de género son sólo alguno de los ejemplos de la violencia que desata el capitalismo contra la clase obrera.
El estado español no es ajeno a la lógica que impone la economía de guerra, el gobierno del PSOE/SUMAR no tiene la capacidad ni la intencionalidad de poner en riesgo las partidas dirigidas a la guerra imperialista. Por muchas “quejas” en público ante la masacre que se está produciendo en Palestina, el gobierno de Pedro Sánchez cumple a medida los mandatos que le impone la OTAN pues forma parte de una estructura terrorista que defiende al capital financiero a capa y espada. ¿Nos podemos imaginar lo que supondría invertir en becas escolares o en vivienda pública los más de 1.000 millones de euros que en 2024 el estado español aportará al gobierno fascista de Zelenski?
El bloque imperialista de los EE. UU., Gran Bretaña, la Unión Europea y la entidad sionista necesita la guerra total y la destrucción de fuerzas productivas como alternativa a la caída tendencial de la tasa de ganancia. Por supervivencia, no podemos ausentarnos de la lucha de clases ni caer en el derrotismo, la lucha es por la vida y parte desde la base, desde nuestro entorno más cercano.
El PCPE hace un llamamiento a continuar tejiendo la Alianza Social por la Paz y contra la guerra imperialista, articulando la unidad de acción de la clase obrera y de los sectores populares sobre la base de una propuesta de trabajo conjunto que enarbole la bandera de la paz entre los pueblos y la lucha contra la OTAN.
Es una prioridad la unidad de acción sobre la base de unos acuerdos mínimos y consensuados que nos deben hacer tomar posiciones frente a nuestro enemigo de clase que nos quiere arrancar uno a uno los derechos conquistados. Cada espacio que ocupa la militancia revolucionaria a través de su intervención es un espacio que cerramos al fascismo y a la extrema derecha.
Como programa básico a compartir y debatir en los diversos espacios de trabajo unitarios en los que intervenga la militancia del PCPE y la JCPE, situamos los siguientes puntos:
- No a la economía de guerra, reducción urgente del gasto militar y prioridad a los servicios públicos. No al progresivo desmantelamiento de las estructuras públicas de protección social conquistadas por la lucha obrera y popular.
- Regreso de todas las tropas españolas desplegadas en otros países
- No a la leva forzosa de la juventud. Ningún hijo/a del pueblo puede ir a la guerra. Negativa a participar en cualquier escenario de guerra.
- Salida de OTAN y de la Unión Europea.
- Cierre inmediato de las bases militares yanquis de Rota, Morón y la británica de Gibraltar, así como todas las instalaciones al servicio de la OTAN, (Bétera, Torrejón, Cartagena, Maó, Viator…).
- Cese de inmediato de cualquier envío de dinero, armamento y entrenamiento de las tropas de Ucrania.
- Ruptura de relaciones diplomáticas y comerciales, y cese de la venta de armas a la entidad sionista de Israel.
- No a los bloqueos y sanciones del imperialismo. Solidaridad con los pueblos y su soberanía.
FRENTE AL FASCISMO Y LA GUERRA IMPERIALISTA: ¡TOMA PARTIDO!
Comité Central del PCPE
30 de junio del 2024
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