El domingo 19 de junio se celebraron en Andalucía elecciones autonómicas. Una “fiesta de la democracia” para quienes defienden el capitalismo, un frente de lucha más donde defender los intereses de la clase obrera para el PCPA. Un “juego democrático” con las cartas marcadas, donde las campañas electorales de las fuerzas políticas del sistema se ven regadas con millones de euros y los grandes medios de comunicación al servicio del sistema marcan el sentido del voto como verdaderas apisonadoras.
En primer lugar, hay que destacar la ya tradicional elevada abstención (cerca del 50 %) que obliga a considerar una desafección creciente de sectores amplios de la clase trabajadora y capas populares a participar de la supuesta fiesta.
A pesar de lo que pretenden aparentar, las principales fuerzas políticas del sistema presentan grandes coincidencias político-ideológicas, tratando de edulcorar la dura realidad que viven las capas populares de la población, y ocultar que esta situación es fruto de una sociedad de clases donde quienes explotan a la mayoría obrera dominan con puño de hierro.
Los resultados son muy preocupantes, y auguran cuatro años de duras medidas contra la clase obrera. Se ha logrado que el proceso electoral pivotara fundamentalmente en torno a una dura elección: un gobierno con mayoría absoluta del PP o un gobierno del PP con Vox. Esto se ha visto facilitado por las graves divisiones internas tanto en la socialdemocracia clásica del PSOE, como en el seno del otrora unido bloque de la nueva socialdemocracia, lo que muestra el desgaste de ambas opciones políticas por su labor de gobierno a nivel estatal, jalonada con constantes incumplimientos de sus promesas y su pliegue total a los dictados de las grandes corporaciones.
Al menos, el fascismo abierto de Vox queda fuera del Consejo de Gobierno de Andalucía, pero sale reforzado en votos y diputados, y deja las manos libres una derechona a la que, en el mejor de los casos, difícilmente le va a durar la supuesta moderación de la que hace gala más allá de los comicios generales previstos para el próximo año. Con Ciudadanos amortizado como posible recambio en la derecha, y la nueva socialdemocracia enfrentando graves dificultades para recomponerse, el escenario que se antoja más probable a futuro es el retorno del bipartidismo anterior a la brutal crisis económica de 2008, condimentado con la permanencia como tercera fuerza política del partido fascista Vox, ejerciendo como perro de presa del capital. Todo atado y bien atado para que el dominio del capital se mantenga, a pesar de sus brutales efectos sobre el pueblo trabajador.
El PCPA se ha presentado a estas elecciones con la idea muy clara de lo que pone en juego la clase dominante y cuáles son las oportunidades para la opción revolucionaria. Con nuestras fuerzas puestas en la mayor tensión –tanto personal como organizativa y económicamente- hemos tratado, y conseguido, poner en la calle la propuesta comunista, señalando con el dedo al capitalismo y sus principales instituciones como causantes del constante deterioro de nuestras condiciones de vida y trabajo, trasladando un programa concreto para defender y ampliar los derechos sociales, laborales y políticos de nuestra clase social, y trasladando al conjunto de las capas populares que hay alternativa y se llama Socialismo-Comunismo.
En esta batalla desigual, los resultados han sido los esperados, lógicamente escasos para las necesidades y aspiraciones de nuestra clase. Sin embargo, el PCPA se mantiene como la primera fuerza en número de votos a la izquierda de la nueva socialdemocracia, y su campaña aporta un grano de arena más en la tarea de referenciar nuestro Partido entre las masas trabajadoras como aquel que defiende sus intereses. Desde el día 20 de junio, el PCPA continúa en su labor cotidiana de lucha, conseguir la fusión de las masas trabajadoras, del movimiento obrero y del Partido revolucionario, única fórmula que permitirá un cambio social radical hacia una sociedad por y para la clase obrera.
Comité Ejecutivo PCPA
Andalucía, 21 de junio de 2022
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