Las potencias imperialistas, ante la necesidad de superar la profunda crisis capitalista, tienden a la reacción y a la guerra. La Unión Europea, los Estados Unidos y Rusia llevan años realizando todo tipo de maniobras para situar a Ucrania como aliado estable en la pugna interimperialista, pues se trata de un enclave geopolítico estratégico desde el punto de vista militar y del control de recursos naturales y nuevos mercados.
Tras el triunfo de la contrarrevolución en la URSS y la independencia ucraniana, la Rusia capitalista ha utilizado en Ucrania elementos objetivos como la proximidad geográfica, histórica y cultural para hacer avanzar los intereses de sus monopolios. Los EEUU y la UE han hecho lo propio mediante el apoyo, directo o encubierto, a sectores oligárquico-burgueses más afines a sus intereses político-económicos, hasta el punto de llegar a apoyar a grupos nazi-fascistas para forzar, mediante un golpe de Estado, la entrada de Ucrania en la UE, lo que tendría para el pueblo trabajador ucraniano dramáticas consecuencias: paro, destrucción de salarios y derechos, empobrecimiento masivo y generalización de la miseria.
El profundo malestar por la crisis social y económica que vive el pueblo ucraniano, fruto de la gestión capitalista de los sucesivos gobiernos del país, ha sido el caldo de cultivo utilizado hábilmente por las potencias imperialistas occidentales para promover y, posteriormente, legitimar el golpe de Estado contra un presidente que no respondía a sus intereses, provocando una situación que puede quebrar al país de manera violenta. Con el objetivo de derrocar a Yanukovich se han promocionado el fascismo, el antisemitismo, el racismo y el anticomunismo, colocando al país al borde de la guerra civil. Hoy, como ayer, la “democrática” UE tolera, promueve y financia al fascismo en Ucrania y en el resto de Europa.
El ataque a minorías étnicas y religiosas, la destrucción de los monumentos a los héroes y heroínas soviéticos y antifascistas y las agresiones constantes contra sedes y militantes del Partido Comunista, son hechos criminales aplaudidos y promovidos por medios de comunicación y potencias occidentales.
Estos hechos, sumados a los intereses militares directos de Rusia en el Mar Negro y a la gran cantidad de pasaportes rusos que circulan por el Este y Sur de Ucrania, han proporcionado a la Rusia capitalista la justificación que necesitaba para el despliegue de tropas en la zona de la Península de Crimea, existiendo un riesgo real de confrontación militar directa y de ruptura de facto del país.
El PCPE quiere mostrar su total solidaridad con el pueblo ucraniano, que está siendo víctima de las pugnas entre potencias imperialistas, y hace un llamamiento a la lucha y solidaridad antifascista de la clase obrera frente al intento de colocación de los intereses de los trabajadores y trabajadoras detrás de la bandera de una u otra potencia. Nos solidarizamos muy particularmente con los y las comunistas de Ucrania que están sufriendo en sus propias carnes la persecución y el acoso de las fuerzas fascistas en las zonas controladas por el gobierno golpista.
Llamamos la atención sobre la manipulación que las potencias imperialistas hacen de las “revoluciones ciudadanas”, tras las cuales se esconden intereses ajenos a los pueblos, como hemos visto en Yugoslavia, Libia, Siria o Venezuela.
Al mismo tiempo, nos preocupa que la promoción de teorías como las de la “multipolaridad” pueda servir para legitimar intereses de otras potencias bajo la excusa de que disputan la hegemonía económico-militar a los EEUU y a la UE en el mundo. Estas teorías conducen a la clase obrera y a los pueblos del mundo al callejón sin salida que supone elegir bando en una confrontación inter-imperialista en la que sus intereses son los últimos en juego.
El PCPE se reafirma en la necesidad de continuar sin descanso la lucha anti-imperialista, en lo inmediato exigiendo la no utilización del espacio terrestre, marítimo y aéreo español para la agresión contra ningún país, todo ello en el marco de la lucha por la salida de España de la UE, el € y la OTAN como paso necesario para avanzar hacia la construcción del socialismo-comunismo, único sistema que garantizará la plena soberanía de los pueblos y la construcción de unas relaciones entre países basadas en la cooperación, el respeto muto y la paz.
Madrid, 5 de marzo de 2014
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