El pasado 14 de febrero se celebraron las elecciones al Parlament de Catalunya, elecciones convocadas tras la inhabilitación del President Torra en la enésima demostración del carácter abiertamente represivo del estado español.
Los resultados de estas elecciones han estado condicionados por el alto nivel de abstención (sólo ha participado el 53% del electorado) y por la pandemia sanitaria. Los partidos independentistas han obtenido por primera vez en la historia un resultado superior al 50%, y a la espera de la conformación del nuevo gobierno, lo que queda claro, es que la fracción dominante de la burguesía nacionalista catalana por la vía independentista para la gestión de sus intereses de clase.
En cualquier caso, no nos engañemos, no se abre ningún futuro esperanzador para el pueblo y la clase obrera catalana, ni en términos nacionales ni de clase. La fórmula de la burguesía catalana para superar la nueva crisis estructural del capitalismo será exactamente las misma que la empleada en el resto del estado: privatizaciones en sanidad, educación y servicios sociales (no es casual que Catalunya tenga más camas hospitalarias en los hospitales privados que en los públicos); la pobreza y la precariedad generalizada e intensificada sobre la juventud, las mujeres trabajadoras y la población migrante en medio de un contexto de creciente desvalorización de la fuerza de trabajo; la pérdida de derechos laborales y la promoción de la extrema derecha y el fascismo para contener el avance del movimiento obrero y popular, entre otras.
Las legítimas aspiraciones nacionales del pueblo catalán no se verán satisfechas dentro del capitalismo, de la Unión Europea, del Euro y de la OTAN. El derecho de autodeterminación está totalmente confrontado con los intereses de la gran oligarquía del estado español y con el modelo de estado monárquico, que no permitirá la segregación del mercado nacional bajo ninguna circunstancia. La represión a todos los niveles, es la única solución que propone el capitalismo español, ya venga gestionado por la nueva y vieja socialdemocracia o por los partidos liberales.
En este escenario de guerra abierta contra la clase trabajadora y los sectores populares, hay que destacar la prohibición de participar en las elecciones al Partit Comunista del Poble de Catalunya, habiendo presentado su candidatura a las 4 circunscripciones electorales catalanas ajustándose a todos los requisitos exigidos aportando más de 150 candidatos y candidatas, excepto en lo referente a la recogida del aval del 0.10% del censo electoral. Recogida de cerca de 7.000 avales que, en medio de la tercera ola de la pandemia, hubiese puesto en grave riesgo al conjunto de la militancia y simpatizantes del Partido y de la Juventud, así como al conjunto del pueblo catalán, y por eso, por la responsabilidad sanitaria y social con las que siempre actuamos los y las comunistas, no los recogimos.
La única alternativa para el conjunto de la clase obrera y los sectores populares de Catalunya y del estado español, pasa por la organización y la lucha por sus intereses como clase, reforzando las filas del Partido Comunista de los Pueblos de España y del Partit Comunista del Poble de Catalunya, apoyando con su afiliación al sindicalismo de clase, participando en la asamblea del barrio o luchando codo con codo en la plataforma feminista más cercana.
El PCPE y el PCPC apostamos por la construcción de una república que lance al basurero de la historia la arcaica, ladrona y antidemocrática institución de la monarquía. Una república construida sobre la base del libre ejercicio del derecho a la autodeterminación del conjunto de pueblos y naciones que conforman el estado español. Y por último, una república donde sea la clase obrera la que ostenta el poder del estado.
¡Por la República Socialista de carácter confederal!
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