El pasado 18 de septiembre, la presidenta de la Comunidad de Madrid explicó en rueda de prensa las nuevas medidas sanitarias que obligan al confinamiento a 37 zonas sanitarias y afectan a más de 19 barrios y pueblos de Madrid, aumentando a 45 zonas sanitarias a partir del próximo lunes. La gran mayoría de estos barrios y pueblos es donde reside la clase obrera madrileña. Esta estrategia de los gestores del capital en Madrid es más una cuestión de lucha de clases que una medida sanitaria.
En su comunicación Ayuso dejó claras sus intenciones cuando afirmó “hay que evitar el desastre económico” o, en otras palabras, hay que impedir que baje la tasa de ganancia de la burguesía. Sus medidas van orientadas a impedir las pérdidas de las empresas y no a proteger la salud del pueblo trabajador de Madrid, por eso mismo permiten que desde los barrios confinados se salga a trabajar y que haya actividad económica dentro de las zonas con restricciones. Pero, por otro lado, siguen sin dar solución a los problemas que ya hemos ido denunciando, desde años antes de la pandemia y que sí producen aumentos de contagios, como es un transporte público con falta de plantilla y con trenes repletos en las horas punta, donde lo difícil es que no se produzcan contagios. Una sanidad que niega la condición de personal de riesgo a los celadores, que cierra centros de atención primaria en los barrios obreros, generando desatención médica y largas esperas en nuestros barrios. Unas condiciones de vivienda, en plena burbuja del alquiler, que impide a la clase obrera tener una casa en condiciones dignas y que cuando es requerida para la especulación, no dudan en soltar a sus perros para desahuciar a los que no pueden pagar los alquileres o hipotecas con unos salarios de miseria o se han visto en la calle con la excusa de la reducción de producción como consecuencia de la pandemia.
Llegados a este punto no podemos dejar pasar la actuación del Gobierno central. En las últimas horas hemos podido ver como el ministro de sanidad propone intervenir la gestión sanitaria en la comunidad de Madrid. A falta de concreción de dichas medidas estamos seguros de que se tratará de un nuevo episodio en el juego de trileros que desde hace meses se viene produciendo, intentando mostrar que se vela por la salud del pueblo trabajador. Pero no es más que una pantalla de humo partidista tras haber dado el visto bueno a las medidas de Ayuso y haber enviado un mayor número de cuerpos policiales a los barrios obreros confinados para así intentar exculparse e intentar aprovechar el legítimo descontento mostrado en las calles la semana pasada. El Gobierno “de progreso”, compuesto por reaccionarios y oportunistas de diferente pelaje, es igual de responsable que Ayuso de lo que está sucediendo en Madrid, baste para ello echar una mirada hacia atrás y constatar cómo miraron hacia otro lado ante el permanente trampeo de la Comunidad de Madrid en la desescalada subordinando los criterios y las magnitudes sanitarias a los intereses de los empresarios y sus bolsillos.
Los trabajadores y trabajadoras hemos sido testigos, con toda claridad, en esta semana de protestas contra esta decisión absolutamente clasista de confinar los barrios obreros de Madrid, como Gobierno Regional y Central se han coordinado para atacar y reprimir brutalmente estas manifestaciones obreras. Los centenares de imágenes de la brutalidad policial vistas en redes sociales describen a la perfección el carácter de clase del Estado, donde la Policía Nacional -dependiente del Gobierno “progresista”- cargó contra quienes se manifestaban por una sanidad pública en el barrio obrero de Vallecas.
Desde el PCOE y el PCPE hacemos hincapié en que todas estas medidas y carencias no son sólo producto de la mala gestión del PP sino que es parte del ataque sistemático hacia la clase trabajadora por parte de la burguesía y del proceso de trasvase de riqueza del proletariado hacia la burguesía que es la esencia de la política económica del Estado de los monopolios. Estas medidas no son exclusivas de la Comunidad de Madrid sino que se reproducen en todo el Estado y son producto de las condiciones de miseria que el capitalismo impone a la clase obrera para aumentar sus beneficios. Es nuestra obligación alertar a la clase obrera que se moviliza en los barrios para que no se deje engañar por las posiciones oportunistas que proclaman que con la dimisión de Ayuso todo esto se solucionará. La única forma de solucionar este problema es acabar con la raíz de este: el capitalismo y su Estado.
Los trabajadores y trabajadoras de los barrios y municipios del cinturón sur de Madrid, confinados por la Comunidad, son los primeros que pueden constatar no solo lo injusto de esta medida, sino fundamentalmente lo inútil de las mismas. Y es que estamos más que ante un confinamiento por cuestiones sanitarias. Un ciudadano de una zona sanitaria restringida puede desplazarse a cualquier otra zona a trabajar, o acudir a cualquier comercio que se encuentre en su zona para mantener activa la economía (para que la tasa de ganancia decrezca lo menos posible), pero no podrá visitar a un familiar que viva en su misma calle respetando todas las medidas sanitarias, si para esto necesitase cambiar de zona. Se trata de un nuevo giro de tuerca del Estado para limitar de manera selectiva los movimientos de gran parte de la clase obrera al objeto de frenar la respuesta de los trabajadores ante la depauperación creciente de las condiciones de vida de las masas trabajadoras. Es por ello que, si de verdad la Comunidad de Madrid y el Gobierno del PSOE y PODEMOS-IU/PCE quisieran atajar los contagios no dudarían, primero, en hacer que sólo acudieran a trabajar el personal de los servicios esenciales. Asimismo, el Estado español está entre los 20 Estados del mundo que más gasta en gastos militares, de hecho el gasto militar previsto para 2020 asciende a la cifra de los 20.300 millones de euros. Si de verdad quisieran combatir la COVID-19 no dudarían en recortar drásticamente el gasto militar y destinarlo, entre otras cosas a aumentar el personal sanitario en los centros de salud y en los hospitales, ampliar las infraestructuras de transporte público con la contratación de chóferes y maquinistas, así como la adquisición de más flotas de autobuses y metros para asegurar un transporte público seguro y se eviten las aglomeraciones y, como no, poner fin a la política urbanística de los capitalistas que expulsan a los trabajadores de la ciudad de Madrid y aledaños, especulando con la vivienda. En este sentido, lejos de expropiar la vivienda cerrada en manos de bancos o las viviendas que se destinan para otro uso crematístico y no para satisfacer el derecho a la vivienda del pueblo, lo que se sigue haciendo es enviar a las fuerzas represivas a ejecutar los desahucios.
Sin embargo, las medidas que requiere la clase obrera madrileña y de las demás naciones que componen el Estado español son inabordables por parte del Estado capitalista español y sus diferentes administraciones. El capitalismo monopolista en el Estado español, al igual que en el resto del mundo, está quebrado y carcomido por la corrupción, es capitalismo en putrefacción, y lo único que puede proporcionar es más corrupción, más represión, más empobrecimiento para los trabajadores.
Estado, Comunidad y Ayuntamiento de Madrid abandonan a la clase trabajadora a su suerte, y no sólo eso, sino que además se ceban con ellos criminalizándolos, ignorando por completo las necesidades de los barrios obreros y ahora culpabilizándolos de una pandemia y confinándolos de una maneraabsolutamente injustificada. Además, ante cualquier atisbo de protesta frente a esta situación injusta, se arremete físicamente contra los trabajadores que únicamente piden mejoras en la sanidad pública enviando a la policía a cargar contra ellos.
La pandemia que estamos viviendo está resaltando más que nunca las diferencias existentes entre la clase privilegiada y la clase trabajadora de nuestro país. Esto, a su vez, también nos hace ver a la clase obrera la necesidad de una revolución que derroque a este sistema criminal que nos condena a la miseria y a la muerte para poder construir un sistema, el socialismo, que nos garantice una vida digna de trabajo que cubra nuestras necesidades.
Ahora, más que nunca, los y las comunistas debemos avanzar en nuestra unidad en base a la acción, en base a un programa revolucionario que nos lleve a estar organizados y unidos en los frentes de lucha con la clase obrera, uniendo la lucha de los trabajadores en los centros de trabajo con la lucha de la clase obrera en los barrios, para hacer que la clase obrera cumpla la misión que históricamente le corresponde, derrocar el imperialismo y construir el socialismo, la única manera de acabar con este criminal sistema decadente que nos niega el progreso social y vivir en libertad.
¡Por la unidad de los comunistas!
¡Por la unidad del proletariado contra el capitalismo!
¡Socialismo o Barbarie!
Madrid, 27 de septiembre de 2020
Comités Regionales de Madrid del PCPE y del PCOE
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