Durante las últimas semanas la ultraderecha boliviana, en la (lamentablemente ya habitual) línea del fascismo latinoamericano, está redoblando esfuerzos en sus aspiraciones golpistas contra el proyecto progresista del Movimiento al Socialismo (MAS). Desde la Secretaría Internacional del Partido Comunista de los Pueblos de España (PCPE) expresamos nuestra firme y rotunda condena a estos ataques; dirigidos y orquestados contra el proyecto del MAS en Bolivia, que cuenta con el apoyo de una amplia mayoría del pueblo trabajador.
No se trata, ni mucho menos, de las primeras acciones de desestabilización en el país. Recordemos la última y más feroz ofensiva hasta ahora: la del golpe de estado de noviembre de 2019. Entonces, alegando un inexistente fraude en la legítima reelección de Evo Morales, el golpismo fascista acabó imponiendo, de forma absolutamente espuria, a la criminal Jeanine Áñez al frente del Estado boliviano. Con ella se inició un periodo de dictadura abierta y de extrema violencia contra las bases y la dirección del MAS; y en general, contra la clase obrera, el campesinado y los sectores populares bolivianos. Así lo ejemplifican las brutales matanzas de Sacaba y Senkata, de las que el gobierno golpista de Áñez es responsable directo.
No obstante, la organización del movimiento obrero, campesino y popular boliviano supo vencer esta dictadura golpista y reponer al MAS en el gobierno, eligiendo para la presidencia y vicepresidencia al dúo Luis Arce-David Choquehuanca.
Desde entonces, la ultraderecha fascista boliviana (liderada por el gobernador de la región de Santa Cruz, Luis Fernando Camacho, y el también golpista Carlos Mesa) se ha reorganizado. Hoy no duda en utilizar cualquier método a su alcance para tratar de imponer sus intereses de clase. En estos últimos días, ha incrementado además la intensidad de sus ataques: Por un lado, promoviendo maniobras de juego sucio parlamentario, en base a tratar de cooptar a cierto sector de la representatividad del MAS en la Cámara de Diputados. Y por el otro, con un paro «cívico» de la oligarquía de Santa Cruz, buscando el bloqueo de la producción y los transportes, así como el desabastecimiento de bienes básicos para el pueblo trabajador. En este paro, las bandas fascistas se emplean con extrema violencia, habiendo incluso incendiado una sede de la Federación Única de Trabajadores Campesinos.
Por todo ello, desde la Secretaría Internacional del PCPE condenamos las nuevas maniobras golpistas de la oligarquía fascista boliviana. Desde la solidaridad internacionalista, con firmeza y rotundidad, repudiamos esta violencia desestabilizadora contra el pueblo de Bolivia, que sin duda es impulsada y ejercida por los elementos locales más alineados con el imperialismo.
¡¡Adelante compañeras y compañeros, adelante el pueblo de Bolivia¡¡
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