CORRUPCIÓN SISTÈMICA Y CRISIS DEL CAPITAL
Consagrado en el artículo 6 de la Constitución el papel central de los partidos en lo que literalmente denomina “participación política…dentro del respeto a la Constitución y la Ley”, a lo largo de estos casi 41 años de experiencia constitucional ha quedado meridianamente claro lo que esto significa.
Corrupción y sumisión a los verdaderos poderes fácticos del Estado, son la cotidianeidad de una estructura clientelar llena de arribistas sin principios, ni escrúpulos, frente a nada, ni ante nadie. Espejo de la realidad corrupta del sistema socio-económico del que son gestores, su realidad es la de institucionalizar y naturalizar los cauces de la corrupción generalizada de un sistema absolutamente degradado y en permanente crisis.
Empresarios y todos los partidos políticos burgueses han tejido a lo largo de estos años, una tupida red que, a base de pagos en B, licitaciones fraudulentas, enchufes y puertas giratorias, abarca todos los rincones de la sociedad; desde la cabeza coronada de los Borbones, a el último concejal de pueblo más lejano. No nos equivocamos si afirmamos que Gürtel, Filesa, el 3% o Púnica, son solo algunas de las más nombradas tramas que, juntando de la mano a políticos y empresarios caciquiles, han normalizado la corrupción como algo inevitable en nuestro país.
Es una corrupción orgánica que afecta a todos y a todo, y en la que el argumento del “y tú más” con que defienden a gritos en las tribunas públicas los políticos del sistema, solo es la expresión de una degradación moral inimaginable para quienes tenemos que ganarnos el jornal cada día vendiendo nuestra fuerza de trabajo.
REPÚBLICA, SOCIALISMO Y AUTODETERMINACIÓN
Frente a ello, el PCPE propone una forma diferente de organizar la sociedad fundamentada en el poder obrero y popular. Asambleas de barrio y de centro de trabajo y/o sector organizadas y estructuradas para callar la boca de los poderosos y darle la voz al pueblo trabajador. Una gestión democrática de la “res pública” no puede hacerse a la espalda del pueblo, sentados en la mesa y/o en los palcos con los consejeros de los monopolios que nos explotan y saquean.
Su cacareada democracia parlamentaria, no es más que la nueva forma en la que se organiza la dictadura del capital. Sus debates y enfrentamientos en la Carrera de San Jerónimo, nunca irán más allá del mandato legal de “respeto a la Ley y a la Constitución” que, de facto, al imponer la propiedad privada sobre los medios de producción y de cambio, consagra la supremacía legal de la explotación y el robo a favor de las rentas del capital
Por todo ello, porque ya no hay más voto de confianza posible que otorgar, ni a la burguesía, ni a sus gestores, es que el PCPE te llama a levantar una potente contraofensiva que aparte definitivamente a los de siempre de su posición privilegiada y sitúe a las amplias masas obreras y populares, en el eje central de todas las decisiones que, como sociedad, necesitamos adoptar con urgencia.
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