El Proceso hacia la independencia de Cataluña liderado por la más importante de las fracciones de las oligarquías catalanas continúa, con avances y retrocesos, con más o menos dificultades.
Los últimos acontecimientos con juicios políticos (9-N), farsas y pantomimas de cara a la galería escenificados por ambas oligarquías enfrentadas (la catalana y la española), haciéndolo coincidir con el affaire del 3%, entre otras cuestiones, no nos deben hacer perder la visión de los hechos a los trabajadores y trabajadoras de Cataluña.
Detrás de las llamadas y anuncios victimistas de Mas, Rigau y Ortega, detrás del «sacar pecho» del ex-presidente Mas, donde el día antes del Juicio del 9-N «amenaza» al Estado y ante el Tribunal informa a este que el referéndum no era más que una barbacoa, ni tenía intención de desobedecer, se esconde una cruda realidad que desde el PCPC venimos denunciando desde hace unos años: el carácter tergiversado del Proceso alejado de los intereses de la clase obrera catalana.
La hoja de ruta política del Proceso poco a poco se va correspondiendo con la hoja de ruta ideológica, con la hoja de ruta social y el final, lo más importante, y del que depende todo el proyecto, la hoja de ruta económica hacia su Ítaca.
Los y las comunistas del PCPC entendemos que estas hojas de ruta, que poco a poco van rompiendo (o al menos lo intentan) con el Estado español, marcan un camino evidente: Hacienda propia, recaudación de impuestos, censos elaborados en base a datos municipales y despliegue de un cuerpo incipiente y efectivo de oficinas de comercio internacional y desarrollo de empresas (ACCION) y «embajadas» en forma de centros de intereses catalanes en el extranjero.
Estos movimientos internos y externos son consecuencia del camino político hacia las estructuras de Estado, cuya construcción sostendrá el futuro Estado catalán. Si este Estado será realidad o no es hacer política ficción: lo que parece evidente es que se está intentando hacer y va en serio.
La fracción de la oligarquía catalana mayoritaria (representada en CiU-PDC) ha emprendido un camino sin retorno, con el apoyo de la pequeña y mediana burguesía (representada con ERC) y la CUP. El papel de muleta por la izquierda de la CUP ha quedado patente de nuevo. Con más evidencia si es necesario: aceptación de presupuestos, seguidismo al proyecto burgués, desmovilización en la calle … son síntomas inequívocos de una Cataluña donde las izquierdas han perdido el control, o mejor dicho, se han sometido a la agenda nacionalista-chovinista.
En este sentido, desde el PCPC queremos poner de manifiesto la incapacidad de fuerzas como ICV-EUiA, Podemos o BeC, para plantear una alternativa republicana útil al pueblo enfrentada a los modelos nacionalistas de patronaje burgués.
¿Y cuál es el camino final? ¿Dónde está Ítaca?
El PCPC ya hace mucho que denunciamos la más que posible pretensión de la burguesía catalana en mejorar su posición dentro de la cadena imperialista. Estaba claro desde el primer momento que el proyecto era ser un Estado integrado en la Unión Europea, dentro de la cabina de mando a ser posible: era la idea cacareada por ERC y Santi Vidal de la Suiza Catalana. Enlazando con este símil, la generación y explotación de esta idea vendría dada por unas concreciones muy precisas a la división internacional del trabajo.
La división del trabajo a la que aspira la oligarquía catalana pasa por ser una plataforma logística en el Mediterráneo, reconocida por la UE, EEUU e Israel. Se aspira a que transite por nuestro país el Corredor Mediterráneo, un proyecto deseado por todas las burguesías mediterráneas españolas, donde transitarían desde el norte de África hasta el corazón de la UE en ambos sentidos un impresionante volumen de mercancías, por ferrocarril, vía marítima y carretera.
Ligado a esto, el proyecto que se le escapó a uno de los intelectuales orgánicos del Proceso, el sr. Santi Vidal, vinculado a ERC, es ser una Base de la OTAN. No sólo formar parte de la estructura, de la organización criminal, no. Va más allá: decía que estaba apalabrado con EEUU formar parte activa en tareas bélicas «humanitarias», y fabricar helicópteros para abastecer la OTAN para tal fin.
También es elocuente el papel de las fuerzas de represión catalanas (Mossos) que se entrenan, adquieren material policial y viajando sus directivos a menudo a Israel. Los jefes de los Mossos han repetido por activa y por pasiva que son capaces de garantizar la defensa del futuro Estado catalán.
El PCPC nunca ha negado el derecho a la autodeterminación de Cataluña, incluyendo su independencia si este pueblo la desea. Pero siempre lucharemos contra la hegemonía burguesa, especialmente contra las oligarquías que hoy pactan un Estado dentro la Unión Europea y la OTAN, un futuro país agresor de otros pueblos; un futuro Estado decadente y miserable donde la clase obrera no tiene nada que ganar y mucho que perder. Nunca aceptaremos que las burguesías, las cuales únicamente se mueven por el interés económico, por la acumulación de capital, para reproducir el ciclo de éste y aumentar su tasa de beneficio, nos lleven a un nuevo marco de explotación y opresión.
El PCPC defiende que la clase obrera se tiene que organizar, dirigir y promover un marco de relaciones basado en la unidad de clase, en la resolución definitiva de las justas y legítimas aspiraciones nacionales de los pueblos, y conseguir un modelo justo. Este modelo pasa por la ruptura con la Constitución monárquica-burguesa de 1978, heredera del fascismo franquista; la construcción de la IIIa República y la acumulación de fuerzas en torno suyo; la construcción del Socialismo y la autodeterminación de los pueblos que así lo deseen bajo la dirección de la clase obrera.
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