Los resultados de este 26J ponen de manifiesto, en primer lugar, la continuidad de las dificultades del actual bloque de poder burgués para legitimarse a través del mecanismo electoral. El mismo incremento de la abstención también es expresión de esta situación de crisis en la legitimación del sistema de dominación. Los resultados siguen dejando dejan un escenario de difícil gestión para la formación de Gobierno.
Estos resultados expresan la debilidad política en que se encuentra el Estado Español para dotarse de la representación política que el capital necesita para desarrollar las políticas, que precisa con urgencia, para tratar de remontar su difícil situación económica.
Descartada la posibilidad de unas terceras Elecciones, por el alto coste que tendrían para la misma credibilidad del sistema, ahora entrará en juego la politiquería burguesa que considerará todo tipo de pactos para remontar esta situación desfavorable para sus intereses.
Ninguna de las posibles opciones de Gobierno responderá a los intereses de la clase obrera. Cualquier pacto que dé origen a un nuevo Gobierno se dará marcado por la dictadura de los monopolios, dando continuidad a la guerra general que la burguesía desata contra la clase obrera.
Es necesario que la clase obrera, y los sectores populares, den prioridad a una estrategia de reagrupamiento de sus fuerzas combatientes en un amplio frente obrero y popular por el socialismo, que cree las condiciones para organizar su contraataque en esta situación de guerra de clases.
El Partido Comunista de los Pueblos de España -que sigue teniendo un resultado electoral muy insuficiente-, seguirá estando a la cabeza en todas las luchas para cambiar la actual desfavorable correlación de fuerzas y llevar a las trabajadoras y los trabajadores a una situación mejor para la defensa de sus intereses de clase en la lucha por el poder obrero y por el socialismo.
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