La exhumación del fascista asesino Francisco Franco, 43 años después, no resuelve la estafa de la Primera Transición ni legitima a la dictadura del capital en España bajo su actual forma de monarquía parlamentaria.
El gobierno de Pedro Sánchez pretende legitimarse en su calidad democrática con la exhumación del cadáver de Francisco Franco, retirándolo del Valle de los caídos, y trasladándolo “a un lugar digno”. Ese “digno” solo se debería interpretar como “digno de un golpista asesino”, si es que hablamos de democracia.
Esta iniciativa del gobierno socialdemócrata-liberal responde también a una finalidad de mayor alcance, colocándola simbólicamente como la escenificación del fin de la Primera Transición y, con esto, adentrar el poder de la burguesía española en un nuevo escenario de estabilidad; estabilidad que ya no le aporta esa maltrecha Transición iniciada, precisamente, a la muerte del criminal dictador que regó de sangre todos los pueblos de este país.
El engaño de esa Primera Transición, una vez más, se ha puesto de manifiesto en estos días, al hilo de la decisión del gobierno. Altos mandos de los ejércitos expresan su incondicional apoyo a los crímenes cometidos por Francisco Franco, y lo reivindican por ello. Varios cientos lo han hecho públicamente y otros lo hacen en privado para evitarse algunos inconvenientes. La Fundación Franco, financiada generosamente con fondos públicos, se opone a la retirada de la momia. La derecha política clásica (PP y Cs) hace equilibrios para disimular su apoyo a esa dictadura anterior, más por conveniencia de cálculo electoral que por convicciones democráticas, que no tienen. La monarquía autista, a ver si nadie le pide responsabilidades. Y la Iglesia católica, colaborador necesario en los crímenes cometidos, opta por un hipócrita silencio, mientras sigue poniendo todo tipo de dificultades para la exhumación de víctimas enterradas en ese mismo lugar, o admite enterramientos como el del sanguinario Queipo de Llano en la iglesia de la Macarena.
La decisión del gobierno Sánchez de ninguna manera se puede considerar el cierre de una injusticia histórica, o un antídoto de la estafa de la Primera Transición. Esta es otra estafa política, que, una vez más, cuenta de forma útil con la participación de la socialdemocracia histórica, arrastrando también el apoyo de la nueva socialdemocracia de Pablo Iglesias, para mayor abundamiento.
El cierre de esa etapa histórica exige una serie de medidas que ni este gobierno, ni ningún otro que se dé bajo la dominación de la violenta burguesía española, llevará a cabo.
-La eliminación total y completa de toda exaltación del franquismo y sus crímenes, en cualquier lugar público, libros de texto, o cualquier otra referencia social.
-Eliminación total de todo monumento o nombre de lugares públicos que exaltan al franquismo y a sus sicarios.
-La depuración de los ejércitos y cuerpos de policía de todos los elementos franquistas, o partícipes en la represión en ese período.
-Apertura de juicio y depuración de responsabilidades a todos los responsables de torturas y crímenes durante la dictadura de Franco y los llamados años de la Transición, que sigan vivos.
-Recuperación de todas las víctimas (140.000), que están fosas comunes, pozos y cunetas, con entrega a sus familiares y/o enterramiento digno
-La anulación de todos los juicios del franquismo, y la rehabilitación de todas sus víctimas.
-La instauración de una fecha de homenaje anual a quienes defendieron la II República y dieron la vida en defensa de la misma y en la lucha contra el fascismo, como fiesta nacional que sustituya a la actual del 6 de diciembre.
El gobierno de Pedro Sánchez, que no abordará este conjunto de medidas, no está haciendo otra cosa que limpiar la imagen de la criminal burguesía española que pasa por una profunda crisis de su sistema de dominación y de su legitimación social, y que no dudaría en repetir hoy sus crímenes de ayer si el ascenso de las luchas de la clase obrera la situara en una posición de debilidad en el escenario de la lucha de clases. En esta operación se trata, también y una vez más, de salvar a la obsoleta y decante monarquía de los Borbones.
Frente al engaño y la manipulación que hace este gobierno, que no tiene otra finalidad que perpetuar y estabilizar a la dictadura del capital en una nueva fase de su antisocial poder, reivindicamos la continuidad de la línea histórica de la lucha de la clase obrera y de los pueblos del Estado por la construcción de un nuevo proyecto histórico para este país, como patria republicana y socialista que reconozca la condición plurinacional de nuestra realidad. Ese será el mejor homenaje a las víctimas de la barbarie franquista, continuar su lucha.
Carmelo Suárez
Secretario General del PCPE
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