Jornada Internacional Acción y Lucha FSM en Tenerife

Oct 11, 2016 | Canarias

Con motivo de la Jornada Internacional de Acción y Lucha convocada por la Federación Sindical Mundial, se realizarán en Canarias varias actividades y acciones para reivindicar esta importante convocatoria clasista.

La primera se realizó el pasado jueves 6 de octubre, en Tenerife. Y se cerrará con la Marcha Obrera, que se celebrará las próximas semanas, en la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria.

Crónica de la concentración en Santa Cruz de Tenerife.
A iniciativa del PCPC y los CJC, se llevó a cabo una concentración unitaria, frente a la Subdelegación de Gobierno de Santa Cruz de Tenerife, con lectura de manifiesto conjunto entre varias organizaciones y sindicatos de clase, con el lema: «Todas somos refugiadas del capitalismo. Unidad-Lucha-Internacionalismo».

Durante el acto se denunció la grave situación que sufren actualmente millones de trabajadores y trabajadoras, debido a la guerra imperialista y a la lógica del capitalismo, que tienen que emigrar para buscar un futuro, y que se enfrentan al rechazo y al odio de los discursos fascistas y racistas en occidente.
Se gritaron consignas en solidaridad con la clase obrera inmigrante, y en rechazo a la lógica capitalista y a la guerra imperialista.

Se dió lectura al comunicado conjunto que compartimos más adelante.

¡Solidaridad con las y los refugiados. La clase obrera es internacional!
Desde el PCPC agradecemos la participación de las y los compañeros asistentes, y señalamos la importancia vital de continuar la movilización y la lucha clasista, internacionalista y confrontada al capital.

Organizaciones convocantes y que firman el manifiesto:
-Partido Comunista del Pueblo Canario
-Colectivos de Jóvenes Comunistas
-Alternativa Sindical Obrera Canaria
-Comité Canario de Solidaridad con los Pueblos
-Comités para la Unidad Obrera-Comisión Promotora Tenerife
-Sindicato de Comisiones de Base (CoBas)

Manifiesto unitario:

«Todas somos refugiadas del capitalismo. Unidad-Lucha-Internacionalismo»

Consideramos que la Directiva Retorno ha supuesto un paso más hacia una Política Europea Migratoria común restrictiva y represiva. Entendemos que con ella, se ha mandado un mensaje de eficacia ante la opinión pública europea, reiterando la culpabilización de las personas migradas y eludiendo los verdaderos factores de fondo que alientan el fenómeno migratorio
Recientemente se aprobó en la Cumbre de París, el Pacto Europeo sobre Inmigración y Asilo, en el que están presentes los principales elementos que vienen a configurar el actual núcleo duro de las políticas europeas respecto a la inmigración: inmigración escogida, refuerzo de las políticas y mecanismos de control y blindaje de fronteras, desarrollo de la Directiva entre otros.
En el Estado Español se ha producido un importante giro restrictivo por parte del Gobierno en el abordaje del fenómeno migratorio y de la política hacia los migrantes, que se concreta en: la firma de la Directiva de Retorno y del Pacto Europeo sobre Inmigración y Asilo, el endurecimiento de la reagrupación familiar, la reducción a cero de las contrataciones en origen, el programa de retorno para extranjeros en paro, la posible reforma restrictiva de la Ley de Extranjería que ya hoy resulta inaceptable, etc…
Por otro lado se suman contra los/as inmigrantes unas medidas [y los discursos que las acompañan], que, en el contexto de grave crisis económica del capitalismo, no pueden sino generar, además, graves fracturas y divisiones sociales. De ninguna manera se puede situar el problema del aumento de desempleo en la inmigración, y menos si cabe, responsabilizar a los inmigrantes de la situación económica del Estado Español y de Canarias, en particular, ni de los fracasos en materia de empleo, al ser ellos mismos los primeros en sufrir tales consecuencias, como parte de la clase trabajadora que son.
El discurso de las y los políticos que defienden el capitalismo, insiste en relacionar crisis, paro e inmigración. Y aunque las personas inmigrantes no han tenido responsabilidad en la gestación de la actual crisis, (sino que, por el contrario, la padecen) sin embargo se les relaciona, como si las restricciones en las políticas migratorias y en los derechos de los/as inmigrantes fuesen un factor importante en la superación de la misma. Incluso el reiterado mensaje “que no vengan más y que se vayan los que sobren” se presenta cínicamente como una manera de evitar que afloren posiciones xenófobas y populistas. Y a partir de ahí se justifica la desigualdad en el trato, la reducción de derechos y la discriminación. Son medidas, por otra parte, que no dejan de alentar el miedo y la inseguridad que siempre busca la protección a costa de lo que sea. Se trasladan así a la sociedad unas ideas que generan unos estados de opinión problemáticos que pueden llegar incluso a fraccionar la sociedad y que suponen, en la práctica, el caldo de cultivo para posiciones fascistas y racistas.
Es verdad que la crisis va a golpear a amplios sectores de la clase trabajadora (y lo peor está por llegar), pero al tiempo sabemos que los/as inmigrantes van a ser uno de los más afectados/as porque a las consecuencias socioeconómicas de las políticas de ajustes hay que sumar otras como irregularidad, inseguridad, amenazas de repatriación… y ello en un clima de recelo y violencia social.
El mensaje que se da desde las instancias de los gobiernos e instituciones europeas es desde nuestro punto de vista no sólo erróneo, sino que pretende hacernos ver que las personas inmigrantes no tienen derechos básicos y elementales. La mencionada Directiva y las graves restricciones políticas no acabarán con la inmigración irregular y lejos de ser una medida disuasoria, acrecentarán el sufrimiento de personas que su único delito es huir de la miseria y la guerra imperialista y tratar de mejorar su calidad de vida. No puede ser este el pretexto para una reforma de la Ley de Extranjería, que fomente aun más la represión y que elimine derechos adquiridos.
La inmigración se valora en el Estado Español y en la Unión Europea en función del beneficio económico con el mínimo coste, siguiendo la lógica del capital al que sirve . Lo que es fiel reflejo de una política utilitarista y defensiva frente a la inmigración, donde las personas inmigrantes, aunque sean regulares, siguen sin ser consideradas parte de la sociedad. De lo cual se aprovechan empresarios para maximizar sus beneficios y ganancias.
Siempre nos hemos manifestado a favor de la inmigración regular y somos consecuentes con lo que esto implica. Pero en una materia tan delicada como el trato a las y los extranjeros en situación administrativa irregular y los procedimientos para su expulsión del país, hay principios que no debemos olvidar:
El respeto a los derechos humanos y sociales, en todo el proceso migratorio.
No se pude aplicar un tratamiento pseudo-penal [como el que se aplica en los Centros de Internamiento] a personas que no han cometido delito alguno.
No se puede aceptar como argumento (para apoyar la Directiva de Retorno) que determinados países de la UE tengan una regulación aún más lesiva en materia de derechos, porque para nosotros/as, siempre han de servir como referencia los más garantistas para con los derechos de las personas.
Rechazando la Directiva Retorno, nos negamos a admitir que por el hecho de ser inmigrante se pueda ser delincuente en potencia, nos negamos a admitir que una sociedad como ésta no necesita del aporte del trabajo de las personas inmigrantes y sobre todo, nos negamos a que se den argumentos carentes de solidez y por tanto totalmente falsos, para que grupos xenófobos, fascistas y racistas puedan argumentar sus discursos.
Si el modo en que un Estado trata a las personas inmigrantes da una medida de su democracia, podemos constatar que este Estado carece de ella.
Rechazamos los discursos políticos y las medidas que se centren en el utilitarismo económico, el control, las fronteras y la seguridad, como manera de garantizar la sobrexplotación de un sector de la clase trabajadora, dejando de lado los aspectos relacionados con la integración, el arraigo laboral y social y los derechos humanos.
Consideramos también que es obligado luchar por otra conciencia de clase que alienten la solidaridad, el internacionalismo y el respeto hacia los inmigrantes que ya forman parte de nuestras sociedades y de nuestra propia clase obrera.
Creemos, en suma, imprescindible crear mecanismo de solidaridad popular y de clase con las personas migrantes y el rechazo, rotundo, a las políticas migratorias de la UE y a la propia Unión Europea.