En los últimos 4 años más de 700.000 jóvenes del Estado español se han visto abocados a la emigración. Y es que no, nos engañemos y nos dejemos distraer por los balones fuera: ¡No nos vamos, nos echan!
Este tema, que no pasa inadvertido para nadie. Tampoco lo hace para los gestores del capital en las instituciones políticas, ellos han protagonizado declaraciones de todo tipo al respecto: desde que es un proceso natural de formación personal dentro de la globalización, de lo que los jóvenes no podemos más que extraer valiosas oportunidades; hasta que responde al “espíritu aventurero de la juventud”.
Los Colectivos de Jóvenes Comunistas no nos vamos por las ramas. La realidad es que inmersos en una profunda crisis estructural del capitalismo, el mercado laboral es incapaz de absorber la fuerza de trabajo existente. Desde que la crisis comenzara los monopolios tratan de remontar su tasa de ganancia, y lo llevan haciendo todo este tiempo con la destrucción de fuerzas productivas, esto no implica más que la condena al paro de millones de trabajadores y la presión a la baja de salarios y condiciones laborares para el conjunto de la clase obrera.
En esta coyuntura, a la que tenemos que sumar la expulsión por decenas de miles de los hijos e hijas de la clase obrera de la educación superior y el encarecimiento sin precedentes de la FP, reducción de becas, etc. la pregunta es ¿nos quedan muchas más opciones a la juventud?
La salida de la emigración no responde, ni para los que se van , ni para los que vienen, a un ansia irrefrenable de vivir aventura alguna, no es más que un elemental reflejo de un espíritu de supervivencia de clase.
Esta emigración forzosa, consecuencia directa de los intereses de la oligarquía monopolista europea, no es tampoco un paraíso. Las condiciones en las que la juventud emigrada se encuentra (al igual que las que la clase obrera inmigrante encuentra y ha encontrado aquí), suelen ser las de trabajos por debajo de su cualificación, con una fuerte carga de temporalidad y precariedad, y desde luego, en peores condiciones que las de la clase obrera nacional.
Además de estas condiciones, determinadas por las necesidades económicas del capitalismo la juventud emigrante se encuentra ante otro fenómeno, nada nuevo en general, pero sí con nuevos revestimientos ideológicos en la “Unión Europea de las libertades”. Esto es, el rechazo institucional a la clase obrera inmigrante, tanto es así que las reformas legislativas se están sucediendo en países de la UE, acabando con la supuesta libertad de circulación de las personas. Así, trabajadores de ciertos países quedan ya directamente excluidos de este derecho contemplado para el resto, y se amplían cada vez más las restricciones a la circulación de trabajadores.
Algo que puede parecernos contradictorio si creemos en el carácter neutral de la UE, lo entenderemos rápidamente si partimos de la premisa de su carácter imperialista. Y es que la tasa de ganancia de los monopolios en el imperialismo va a venir determinada por el porcentaje de parados (Ejército Industrial de Reserva), y la relación de esto con su capacidad de tirar a la baja de los salarios.
Estos, y no otros, son los pilares que rigen las leyes en la UE. Y ante esto, los CJC lo tenemos claro: no podemos permitir división alguna entre nuestra clase por motivo de nacionalidad, no podemos caer en visión romántica alguna de la “emigración”. Por esto, hay una única forma de luchar por nuestros intereses: la organización para la lucha contra el imperialismo. Y por esto, el 25 de mayo sólo hay una opción que rompa con el cuento de la “Europa Social”, la opción que coloca el objetivo se salida de la UE, el euro y la OTAN, la opción del Partido Comunista de los Pueblos de España (PCPE).
¡EXISTE FUTURO PARA LA JUVENTUD Y SE CONSIGUE LUCHANDO!
¡POR LA SALIDA DE LA UE, EL EURO Y LA OTAN!
¡VOTA PCPE!
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