La Unión Europea nace para administrar los negocios comunes de los monopolios europeos, mejorar su posición en la pugna interimperialista y organizar el despojo a la clase obrera elevando la tasa de explotación, para mantener su cuota de ganancia en las condiciones de descomposición y crisis general del capitalismo.
Los gobiernos burgueses de la Europa imperialista desregulan las relaciones laborales a marchas forzadas bajo directrices de la Comisión Europea. Coincidiendo con el inicio de la actual crisis, en su Comunicación al Parlamento Europeo, al Consejo, al Comité Económico y Social Europeo y al Comité de las Regiones, de 27 de junio de 2007, la Comisión formuló los denominados «principios comunes de la flexiguridad: más y mejor (!) empleo mediante la flexibilidad y la seguridad».
La implementación de estos «principios comunes» fue desarrollada en las sucesivas contrarreformas laborales de los gobiernos burgueses, tanto de la derecha dura como de la socialdemocracia apuntalada por el reformismo, y las consecuencias que han tenido y siguen teniendo sobre la cantidad y la calidad del empleo son sobradamente conocidas. Abaratan la mano de obra ya sea por la vía de la contratación precaria, ya por la modificación de la regulación laboral mientras dura el contrato o bien por el abaratamiento del despido mediante multitud de normas que han conseguido que despedir sea cada vez más fácil y barato para los empresarios. Se abaratan los costes de producción rebajando el precio de la fuerza de trabajo por debajo de su propio valor de reproducción (siempre lxs asalariados hemos cobrado mucho menos del valor de lo que producimos; la novedad es que ahora cobramos incluso por debajo de lo que necesitamos para sobrevivir). El aumento de la competitividad y la productividad de las empresas monopolistas se consigue destruyendo masivamente fuerzas productivas y arrojando al paro y a la miseria a decenas de millones de personas en toda Europa.
Desde la Revolución Industrial, desde los propios albores del capitalismo la intervención del Estado y el Derecho burgués en las relaciones entre burguesía y proletariado consistió fundamentalmente en declarar ilegales, perseguir y reprimir salvajemente todas las formas de organización y lucha desarrolladas por la clase obrera para defenderse de la explotación y el abuso patronal.
La lucha de clases, el desarrollo de poderosas organizaciones internacionales clasistas, de los Sindicatos y los Partidos obreros en todos los países, las importantes victorias alcanzadas por la clase obrera y sus Partidos Comunistas en la arena nacional e internacional en la primera mitad del Siglo XX y el sugestivo ejemplo de los países socialistas (semana laboral de 5 días, vacaciones pagadas, permisos de maternidad, cobertura sanitaria universal, normativa de seguridad laboral) obligaron a algunos Estados capitalistas a pagar un precio que consideraron preferible al estallido de revoluciones sociales en sus propios países: integrar en su sistema jurídico instituciones, principios y derechos laborales y sindicales como el derecho de huelga y sindicación, la Negociación Colectiva, la responsabilidad objetiva patronal en los accidentes de trabajo, el salario mínimo interprofesional, la jornada de 8 horas, la indemnización por despido, el descanso semanal, las vacaciones anuales, los derechos de seguridad e higiene en el trabajo, o los derechos jubilatorios.
El Derecho del Trabajo que está hoy siendo demolido por los monopolios y sus administradores, la Unión Europea y cada gobierno de sus Estados miembros, es, pues, una conquista histórica de la clase obrera.
La normativa laboral europea, y en aplicación de sus “principios comunes” la última contrarreforma laboral del gobierno español capitalista “moderniza la legislación laboral implementando un conjunto de medidas que procuran aumentar los márgenes de decisión empresarial en la gestión de la mano de obra contratada”. Las medidas que supuestamente modifican los derechos y obligaciones de empresas y trabajadores, en realidad tan sólo destruyen derechos de los trabajadores/as y allanan el camino a la dictadura absoluta de la patronal. La única ley que queda a salvo es la del Máximo Beneficio. La destrucción del derecho laboral se acompaña de la criminalización de la lucha obrera y la persecución patronal y del estado contra sus organizaciones y dirigentes.
El supuesto papel del estado “paraguas” y “árbitro” entre las clases pierde toda credibilidad. El estado y las uniones interestatales imperialistas exhiben ya sin recato su esencia de aparato violento de dominación en manos de los que poseen los medios de producción. La Unión Europea se quita la careta y queda al descubierto su verdadera naturaleza y carácter reaccionario e imperialista , de enemiga de la clase obrera e instrumento de los monopolios.
La UE planifica y ejecuta la demolición del derecho del Trabajo y liquida los derechos arrancados en siglos de lucha obrera.
La historia no tiene marcha atrás. No recuperaremos los derechos perdidos, ni conservaremos los que aún nos quedan, ni mucho menos conquistaremos otros nuevos sin romper con la Unión imperialista del capital y la guerra, sin romper con el sistema capitalista que, como un vampiro, alimenta su organismo en descomposición con la sangre viva de los trabajadores y trabajadoras, de los pensionistas y de la juventud obrera.
“El Derecho es la voluntad de la clase dominante erigida en ley”(K.Marx)
Tendremos un Derecho del Trabajo propio , un Derecho obrero y socialista, cuando decidamos quienes producimos, cuando el Poder sea de quienes trabajamos. La liquidación absoluta de las garantías y derechos laborales deja fuera de juego las prácticas sindicales basadas en el asistencialismo y la gestión, desbanca las tesis capituladoras del pacto social con que durante años se dividió, maniató y amordazó al movimiento obrero y se sustituyó a la lucha organizada de la clase por las propuestas del consenso y la colaboración con el enemigo.
Hoy no hay lugar a confusión, el objetivo es claro: unir a la clase obrera, elevar la lucha económica a lucha política contra los monopolios, su estado y sus uniones imperialistas, construir el frente obrero y popular capaz de unir todas las luchas en una sola lucha estratégica, para romper con la dictadura de los monopolios, con sus estructuras imperialistas y con el parasitario sistema de explotación. Eso, o la miseria.
SALIDA DEL EURO, LA UE Y LA OTAN
SOCIALISMO O BARBARIE
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