Los acontecimientos en la política de la Región de Murcia no han dejado de sucederse en los últimos días. El último es el anuncio esta mañana de la dimisión de Pedro Antonio Sánchez, hasta ahora Presidente de la Comunidad Autónoma, ante la más que probable imputación en el Caso Púnica tras la investigación del juez Velasco. Será imputado por los delitos de fraude, cohecho y revelación de información reservada.
A pesar de esta dimisión seguirá siendo Presidente del PP en la Región de Murcia, elegido hace tan solo 20 días en el último Congreso, y Diputado Regional.
«Renuncio para salvar a Murcia del tripartito». Con estas palabras se representa perfectamente la intención del PP con esta dimisión: asegurarse el gobierno regional lo que queda de legislatura. El juego de trileros de la política burguesa se puso en funcionamiento cuando el PSOE presentó una moción de censura con Rafael González Tovar, antiguo Delegado de Gobierno, como candidato a la Presidencia. La moción debía votarse este jueves 6 de abril y constituía una maniobra arriesgada al no contar con mayoría ni con Podemos y Ciudadanos para dársela, apelando a la responsabilidad de estos partidos para apoyarles sin darles garantías. Según el Estatuto de Autonomía no podría presentarse otra moción de censura hasta dentro de un año, cuando solo quedaría otro año para la realización de las nuevas elecciones autonómicas y municipales.
Esta maniobra encontró apoyo esta misma madrugada al formalizarse un pacto entre PSOE y Podemos, mayoritariamente errejonista en nuestra Región, que dejaba en una difícil situación a Ciudadanos que apostaba por apoyar una moción de censura si desembocaba en elecciones en 6 meses. Albert Rivera se había pronunciado en contra de darle la presidencia a Tovar.
La dimisión se produce como consecuencia de este pacto y sus frutos ya se han dado: el PSOE ha retirado la moción de censura rompiendo el pacto con Podemos en menos de 12 horas. Ahora Ciudadanos puede mantener que su pacto de gobierno con el PP sigue adelante, a pesar de su claro incumplimiento, y apoyar la elección de una nueva candidatura a la Presidencia que se debe presentar próximamente.
En el PCPE consideramos esta crisis política como un reflejo de la crisis en la cúspide que se da como consecuencia de la crisis general del capitalismo en todos los ámbitos materiales e ideológicos. La corrupción es inseparable del capitalismo independientemente de que las leyes que la castiguen sean más o menos duras y de que derive o no en dimisiones de los cargos políticos, sean inmediatas o posteriores. La corrupción en el capitalismo baña toda la administración pública, el mundo empresarial y los partidos burgueses a pesar de que se suele relacionar la corrupción solo con casos mediáticos como este.
También es una constatación de lo que supone la llamada Segunda Transición protagonizada por Podemos y Ciudadanos que actúan como apoyo de sus predecesores PSOE y PP y que no pretenden una ruptura de ningún tipo.
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