Llueven afuera; llueven las babas, los estornudos de los que mandan. Afuera ya no hay esperanza, afuera está muriendo la razón.
Las calles están ardiendo.
M-Clan
Parecieran escritas estas palabras para describir la nauseabunda escalada de vómitos dialécticos que las hienas de la burguesía española vienen exclamando estos días.
La derecha política española se ha lanzado a una carrera desesperada para, a golpe de demagogia y odio, excitar los más bajos sentimientos; aquellos que nos hacen dudar de la humanidad de quienes los expresan. Con la consigna de “hablar claro” y decir lo que “todo el mundo piensa” estas ratas de cloaca extienden su odio y su clasismo alarmando en torno a la verdadera realidad de la llamada crisis migratoria que padece Europa, que no es más que la expresión de uno más de los miles de capítulos de muerte y terror que el Imperialismo impone en África y Oriente Medio desde hace décadas. Una tragedia que, hoy por hoy, aun se nos muestra desvirtuada y sin la verdadera magnitud de los millones de seres humanos condenados a la muerte y/o a la pobreza extrema por culpa del Imperialismo.
El capitalismo en cualquiera de sus versiones, la neoliberal o la socialdemócrata del estado del bienestar, se sustenta en la explotación y en el expolio de los recursos naturales. En crisis, el capitalismo solo sobrevive si es capaz de incrementar estos dos factores y, para ello, no duda en usar todos los recursos a su alcance. Guerra, destrucción de estados, desplazamiento de poblaciones enteras, violencia genocida, terrorismo y represión generalizada son sus herramientas diarias contra los pueblos. RD del Congo, Siria, Libia, Afganistán, Irak, Mali, Yemen, Palestina, Pakistán, Marruecos, RASD, República Centroafricana…. suman decenas de millones de muertos, desplazados y mutilados. Hombres, mujeres, niños y ancianos, quienes podamos ser molestos para sus planes, simplemente sobramos.
Y con esa fotografía del mundo en la que el Reino de España es un actor activo mediante su participación en la UE y la OTAN, ¿puede sorprendernos que 25.000 personas lleguen a nuestras costas en balsas de juguete cruzando el mar de muerte que el Tratado de Schengen y el cierre de fronteras exteriores de la UE han hecho del Mediterráneo? Hay que ser muy cínico y muy miserable, hay que ser muy fascista para hacer y decir lo que le estamos oyendo estos días a individuos como Pablo Casado y Albert Rivera.
La socialdemocracia contenta.
Absolutamente comprometidos con todas y cada una de las políticas que generan esta situación de crisis humanitaria que hemos descrito anteriormente, la socialdemocracia se frota las manos ante los aspavientos de sus adversarios políticos. Ellos, los que aplauden a la OTAN y a Schengen y mantienen relaciones preferenciales con la entidad sionista, quedan como ángeles custodios que velan por los desheredados de la Tierra. Con sus gestos de acogida y su pléyade de ONGs, acogen a quienes sobreviven al Estrecho o a las vallas de Ceuta y Melilla, para después expulsarlas o explotarlas sin ningún derecho en tajos a lo largo y ancho de toda España y en las casas de la pequeña burguesía con “chacha 24 horas” por 600€ al mes
Papeles para todos, claro que sí
Somos seres humanos y exigimos nuestros derechos; queremos vivir en nuestra tierra en Paz y con Derechos, pero si ustedes nos lo niegan tenemos la obligación de luchar, por lo menos, por los mismos derechos que sus leyes le dan a las mercancías. Perfectamente podría ser el alegato de cualquier migrante antes de ser expulsado. ¿Acaso le falta la razón?
No asumamos jamás la razón de estado, la que nos impone el capitalismo genocida y pensemos que lo que nos debe unir es la clase y no los trapos de colores.
Un último dato para pensar.
Según el Padrón de Españoles Residentes en el Extranjero de Enero de 2018, son 2.482.808 los españoles que se ganan la vida fuera ¿tendrá presente este dato el fascista de Casado cuando habla de millones de personas?
Julio Díaz
Responsable de Organización CC del PCPE
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