Con él se va un importante valedor de nuestra cultura comunista militante, encaminada siempre a la consecución de otra sociedad: la comunista.
Por su continua tarea, para siempre, nos queda el agradecimiento por el legado que nos deja de esa misma cultura. Nos deja el compromiso de afianzarla y engrandecerla para que nos agrupemos más y más los decididos a conseguir su sueño: el comunismo.
Gracias, Domingo, por tu honestidad militante.
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