18º Encuentro Internacional de Partidos Comunistas y Obreros
Hanoi, 28-30 de octubre de 2016
«La crisis capitalista y la ofensiva imperialista. Estrategia y tácticas de los Partidos Comunistas y obreros, en la lucha por la paz, los derechos de los trabajadores y los pueblos, el Socialismo»
Intervención del Partido Comunista de los Pueblos de España (PCPE)
Estimados y estimadas camaradas del Partido Comunista de Vietnam.
Estimados y estimadas camaradas de las delegaciones participantes:
En primer lugar, nos gustaría saludar el trabajo del Partido Comunista de Vietnam a la hora de organizar este encuentro. Para el Partido Comunista de los Pueblos de España (PCPE), además, es muy grato estar en el Vietnam que, durante décadas, se mantuvo en primera línea de lucha contra varios imperialismos; en el Vietnam cuyo heroico pueblo inspiró a los comunistas de todo el mundo; en el Vietnam socialista, que cumplió sus obligaciones con la Revolución Mundial, poniéndose a la vanguardia de la lucha en toda Indochina.
La lucha de clases internacional está marcada hoy por la actual, y profunda, crisis económica internacional, que es una expresión actualizada de la crisis general del sistema capitalista en su fase imperialista.
En cuanto que tal crisis económica en la fase última del sistema capitalista, todas las características inherentes a las crisis de sobreproducción y sobreacumulación se agigantan y se expresan con un grado de violencia superior, como nunca antes en la historia.
Un capitalismo agónico enfrenta mayores dificultades para resolver la actual incapacidad para recuperar la tasa de ganancia.
El altísimo grado de concentración y centralización del capital también añade mayores dificultades para la recuperación de la tasa de ganancia capitalista en el momento presente. Todas las crisis de sobreproducción se resuelven con un necesario salto cualitativo en este proceso de concentración y centralización del capital. Las gigantescas dimensiones del actual grado de concentración del capital implican la necesidad de una elevada agresividad en la disputa entre las distintas fracciones del capital monopolista por imponerse unas sobre otras, todas ellas dotadas de un enorme poder dictatorial. En este ejercicio de la violencia no hay más límite que la conveniencia de unos u otros capitales monopolistas para mejorar su posición en esta guerra interna, todo lo demás es accesorio.
El muy débil crecimiento de las principales economías mundiales, y la ralentización grave del comercio internacional, son las expresiones económicas evidentes de la actual situación de crisis capitalista.
La proyección social de esta crisis se concreta en casi mil millones de hombres y mujeres que padecen hambre y pobreza extremas. Casi doscientos millones de trabajadoras y trabajadores sin empleo. Las migraciones masivas buscando otras opciones para la vida. La destrucción de las identidades sociales de los pueblos, violentamente agredidos por los monopolios y las grandes potencias mundiales. Millones de personas refugiadas, jugándose la vida, tratan de llegar a países que consideran seguros, donde son recibidos con policías, alambradas y campos concentración, como hacen la Unión Europea y los Estados Unidos.
En su desesperación por el fracaso continuado de las distintas estrategias económicas (políticas monetarias, recortes sociales, privatizaciones, etc) para remontar esta crisis, las grandes potencias capitalistas recurren a la guerra para, a través del pillaje y del expolio, tratar de revertir esta situación que se prolonga desde el estallido de la crisis en 2007. Las situaciones de violencia extrema y guerra en Irak, Libia, Mali, Siria, etc., son la manifestación más visible de la violencia que necesita ejercer el capital para tratar de revertir sus actuales dificultades.
El gasto armamentista se dispara, con la producción de armamentos de alta tecnología de una capacidad destructiva letal, que incrementan los riesgos de destrucción masiva de las personas y el germen de escenarios de guerra más generalizados que amenazan hoy a la Humanidad. Gobiernos, cuyos presupuestos no cubren servicios sociales básicos, gastan cantidades ingentes en la compra de armamentos de alta tecnología que, al poco tiempo, quedan obsoletos. La OTAN es la organización criminal internacional que juega el papel principal y determinante en la carrera mundial de armamentos, y en el impulso a las políticas de guerra.
El carácter depredador del capitalismo, derivado de su sistema económico anárquico, y hoy agudizado en su fase última, afecta ya a las mismas condiciones para el desarrollo de la vida en el planeta. Se destruyen de forma masiva recursos no renovables, aumenta la contaminación de la tierra, el agua, el aire y el mar, se agostan las tierras fértiles y las reservas de alimentos, rompiendo los ciclos necesarios de reposición vital.
En España la gestión de la crisis, tanto en su versión socialdemócrata cómo en su versión liberal, ha descargado sobre la clase obrera las peores consecuencias, con altísimas tasas de paro, retroceso en los derechos laborales, recortes en prestaciones sociales, aumento de las privatizaciones y precarización del empleo, que han llevado a una parte importante de la clase obrera a una situación de pobreza y marginalidad social. Más de la cuarta parte de la infancia está en situación de riesgo de pobreza, con una alimentación deficitaria que afectará a las condiciones de su futuro desarrollo biológico y social. Paralelamente, para tratar de evitar las luchas organizadas de la clase obrera y los sectores populares castigados con estas medidas, se introducen leyes (Ley Mordaza) que aumentan la represión mediante multas administrativas de desmesurada cuantía y hasta cárcel por participación activa en las huelgas convocadas.
Casi un año de Gobierno en funciones expresa la profunda crisis que afecta al capitalismo español, incapaz de dotarse de las necesarias estructuras legitimadoras para el ejercicio de la dictadura del capital. Una crisis general que se extiende al sistema de Partidos, a la unidad territorial, a la corrupción, a la monarquía, etc.
El resultado de la gestión de la crisis capitalista por los gobiernos de turno se expresa en un dato clarificador: el 22% de quienes tienen trabajo cobran un salario de menos de 300 euros al mes, 3.694.852 trabajadores/as en datos de 2014. Las mujeres trabajadoras forman parte mayoritaria de este colectivo sobreexplotado, y también la juventud.
Las políticas de gestión capitalista de organizaciones que, reclamándose de la clase obrera, han facilitado una línea de colaboración de clases y paz social, han jugado un papel fundamental en la desmovilización y anulación de la capacidad de lucha de la clase obrera.
El PCPE responde a esta situación trabajando por la formación de un frente obrero y popular por el socialismo, como bloque de alianzas sociales hegemonizado por la clase obrera, y por la unidad de la clase mediante las formación de Comités para la Unidad Obrera (CUO), que superen el dramático fraccionamiento de las organizaciones sindicales que debilita la lucha obrera. Una línea de trabajo de masas (movimiento obrero y sindical, mujer, contra la OTAN, privatizaciones, UE, etc.) es, para el PCPE, el factor fundamental para revertir la actual situación desfavorable en el marco de la lucha de clases en España, con la voluntad de cambiar la correlación de fuerzas y crear las condiciones para un paso a la ofensiva y al contraataque frente a las actuales estrategias de la dictadura del capital.
El próximo gobierno que se forme, que parece ya inminente, procederá a ejecutar unos brutales ajustes en aplicación del dictado de los monopolios desde Bruselas. Unos recortes, que se cifran en treinta mil millones de euros en unos pocos años, que endurecerán aún más las condiciones de vida de la clase obrera y los sectores populares.
El altísimo desarrollo de las fuerzas productivas está creando ya, dentro del capitalismo, la base material para avanzar hacia la futura sociedad socialista y comunista. Es la actual dictadura del capital el obstáculo que impide el avance histórico, impidiendo trasladar ese intenso desarrollo de las fuerzas productivas a una mejora generalizada de las condiciones de vida de las masas obreras. La agudización extrema de las contradicciones entre el altísimo desarrollo de las fuerzas productivas y las relaciones de producción capitalistas nos sitúa ante los prolegómenos de una profunda crisis revolucionaria. Crisis que sólo se trasladará a profundos cambios revolucionarios si los Partidos Comunistas intervienen conduciendo la lucha de clases a un desenlace victorioso para la clase obrera en cada país. La ausencia de una intervención revolucionaria en esta situación abriría la puerta a formas más violentas de la dictadura del capital, a formas más militaristas, un estado policial más represivo, y nuevas formas del fascismo histórico.
El Movimiento Comunista Internacional tiene la alta responsabilidad histórica de situarse a la vanguardia ante esta situación, y abanderar la conducción política necesaria capaz de llevar a la clase obrera internacional y a los pueblos a la elevación de sus capacidades de combate, hasta la victoria.
Ello requiere del fortalecimiento de las luchas obreras, de sus organizaciones sindicales clasistas, reforzando la capacidad de la FSM para ganar la posición hegemónica frente a las posiciones del reformismo sindical de pacto y conciliación.
Los Partidos Comunistas y Obreros nos enfrentamos al reto de avanzar en nuestra unificación política e ideológica, estableciendo los cauces que posibiliten que la actual situación de debilidad, y las desviaciones existentes, sean superadas en el ámbito del debate político y de la intervención unitaria en todo aquello que nos unifica hoy.
Tiene una especial importancia la lucha de los Partidos Comunistas y Obreros contra la guerra imperialista. Nuestra responsabilidad es poner en marcha, y conducir, un amplio movimiento de masas contra la guerra y en favor de la paz. El PCPE hace un llamamiento a tomar el acuerdo ya de establecer una línea general de trabajo en este frente y, en lo más concreto, a acordar una jornada mundial anual contra la guerra imperialista y por la paz, como un primer paso concreto ante los graves peligros de guerras de mayores dimensiones a que nos está llevando el imperialismo hoy.
La derrota del capitalismo y del imperialismo sigue siendo una tarea pendiente para los partidos comunistas y obreros que hoy nos reunimos aquí. Por eso, camaradas, este encuentro será un éxito si somos capaces de dar pasos efectivos y reales hacia una mayor coordinación entre partidos comunistas, con el objetivo claro del derrocamiento del capitalismo.
El futuro es la revolución, el futuro es el socialismo y el comunismo.
Muchas gracias por su atención.
¡Viva el internacionalismo proletario!
¡Viva el socialismo!
¡Viva el Partido Comunista de Vietnam y el Vietnam socialista!
Madrid, 25 de octubre de 2016
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