Los comunistas del PCPE celebramos este 14 de Abril reivindicando la República Socialista y la Autodeterminación de los Pueblos frente a la Constitución monárquica de 1978.
Para los comunistas del PCPE toda esa retórica parafascista sobre las virtudes de la Constitución no es más que una burda mentira. La Constitución monárquica de 1978, expresión histórica y política del bloque dominante, es el máximo cuerpo político sobre el que se sustenta el dominio oligárquico en el estado español. La monarquía constitucional, ha sido y es el soporte histórico y político utilizado por los sectores más reaccionarios para ejercer la dictadura capitalista sobre la clase obrera y los sectores populares.
Si en lo general la monarquía constitucional española es la proyección política de la alianza entre el débil capitalismo y las oligarquías de todo tipo, la monarquía constitucional emanada de la Constitución de 1978 es la más engañosa y cínica de cuantas han existido en la historia del estado español. La Constitución de 1978 es hija putativa del franquismo, de los cómplices del franquismo y del imperialismo. No tiene ninguna virtud que pueda ser digna de tener en cuenta en cuanto a los intereses populares.
No existe ningún tipo de libertades reales para la clase obrera, ni ningún derecho para los pueblos del estado español y como guinda del pastel constitucional la dinastía monárquica reinante es por vía directa heredera del franquismo. Los recientes acontecimientos acaecidos en el estado español en todos los campos, reflejan fielmente, clarividentemente, qué valor real tiene la Constitución monarco-franquista de 1978 para la clase obrera y los sectores populares.
Ese engendro, producto de la vergonzosa Transición es el que quieren celebrar y homenajear los enterradores de los asesinados republicanos y sus cómplices, el bodrio que permitió amnistiar a los torturadores franquistas y silenciar a las víctimas de la Dictadura, en aras a una supuesta concordia basada en el impuesto olvido. Pues que lo sepan, para el PCPE ni olvido, ni perdón, exigimos justicia y reparación por los crímenes franquistas, por los crímenes de la Transición y por los crímenes de la Normalización constitucional
En este año 2018 la oligarquía y sus mercenarios van a celebrar el 40 aniversario de la Constitución monárquica de 1978. La propaganda reaccionaria de los sujetos que la parieron y la defienden la ponen como ejemplo de la bondad suprema política que nos ha permitido la mayor era de bienestar en todos los campos desde 1812. Olvidándose del aumento de la pobreza, de los desahucios, de las privatizaciones, de la desindustrialización, de las miserables pensiones, de la precarización laboral, de las diferencias salariales entre hombres y mujeres, de la venta de la Sanidad y Educación públicas, del aumento del gasto militar, de la implicación en la guerra imperialista, de la bula impositiva a la Iglesia católica, de la corrupción generalizada de los partidos del sistema, de la represión contra la clase obrera y los sectores populares agudizada con la Ley Mordaza, de los ¡150.000 republicanos asesinados que siguen en las cunetas!…, manifiestan vergonzosamente su admiración indicando que es ¡mejorable e inigualable! (dicen al mismo tiempo). Posee, dicen también, la base política, social y jurídica que ha permitido unir a los españoles en una tarea común, olvidando “viejas y caducas rencillas”, la “reconciliación” y proyectando este mesetario país hacia el futuro de la maravillosa globalización tan deseada por “todos”. Ha traído, insisten enfermizamente, la ansiada democracia, la justicia social y el progreso para todos los pueblos del Estado español y para todos y todas los que en él trabajan y viven.
Frente a este proyecto monárquico-constitucional el PCPE levanta las banderas del proyecto republicano de carácter confederal y socialista. Un proyecto basado en el poder popular, claramente democrático y de justicia social, que tenga como objetivo el socialismo, que sea antiimperialista y tenga como tarjeta identificativa el respeto más profundo a la voluntad política y social de los pueblos que configuran el Estado español. Esta III República, a la que aspiraremos siempre, deberá ser un baluarte de la paz, de los derechos humanos y de los intereses de la clase obrera
¡NO A LA CONSTITUCIÓN MONARCO-FRANQUISTA DE 1978!
¡POR LA REPÚBLICA SOCIALISTA DE CARÁCTER CONFEDERAL AL SERVICIO DE LA CLASE OBRERA!
¡POR EL DERECHO DE AUTODETERMINACIÓN DE LOS PUEBLOS!
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