Debate en Italia sobre el oportunismo: contribución del PCPE

Ago 28, 2015 | Internacional

El responsable del área internacional del PCPE, Ástor García, participó el 22 de agosto en un debate organizado por el Partido Comunista italiano sobre el carácter y las posiciones de las nuevas fuerzas oportunistas en Grecia, Italia y España. A continuación publicamos la contribución del PCPE a este debate.

 

Estimados y estimadas camaradas del PC de Italia

En primer lugar quiero agradecer, en nombre del PCPE, la invitación a participar con vosotros en esta edición de la Fiesta Comunista de Pisa y poder intervenir en un acto con una temática tan interesante.

Es muy necesario hablar con claridad sobre las fuerzas políticas que, en nuestros respectivos países, tratan de llevar la lucha obrera y popular a callejones sin salida, que tratan de confundir y engañar a los trabajadores y trabajadoras. Intentaré explicar brevemente qué papel juega PODEMOS en España y cuál es nuestra posición en el escenario político actual.

En España los acontecimientos se suceden con mucha rapidez. En menos de una década se ha desatado una crisis capitalista sin precedentes que ha desembocado en una aguda crisis política, marcada por una fuerte desconfianza del pueblo hacia las instituciones, hacia el bipartidismo, hacia la monarquía, etc. En este contexto es donde han surgido quienes tratan de generar falsas ilusiones entre la gran masa explotada, quienes pretenden arrastrar a amplios sectores obreros y populares hacia un nuevo capítulo en la gestión del capitalismo mientras las bases de la explotación se mantienen intactas.

En un contexto de paro masivo, de rebaja de salarios, de incremento de la explotación laboral, de robo masivo de viviendas mediante ejecuciones hipotecarias y de recorte sistemático en derechos sociales, amplios sectores de la clase obrera y del pueblo fueron progresivamente transformando el hartazgo por una toma de consciencia, muchas veces primaria. Se iba percibiendo que el sistema capitalista no funcionaba y que el aparato político surgido tras el final del franquismo no servía para satisfacer las necesidades populares. La crisis económica iba derivando hacia una crisis política y comenzaba a afectar a las instituciones fundamentales sobre las que se asienta la dominación capitalista en España, lo que obligó al bloque dominante a buscar opciones que impidiesen una salida rupturista, revolucionaria.

Cuando la crisis económica se transforma en crisis política, con el desprestigio de las instituciones burguesas y amplios sectores de la clase obrera van tomando consciencia, son los monopolios mediáticos quienes levantan falsas banderas de lucha, empuñadas por una pequeña burguesía amenazada en su propia existencia por el imparable proceso de concentración y centralización del capital, tratando fundamentalmente de evitar su propia proletarización. O lo que es lo mismo, luchan fundamentalmente para no ser clase obrera. En esa lucha atrapan a sectores amplios de trabajadores y trabajadoras descontentas a quienes ya no representan las agotadas organizaciones políticas que hasta la fecha han engañado a la clase obrera de nuestro país: el PSOE e IU – PCE. Eso fue, fundamentalmente, el denominado 15M o “movimiento de los indignados”, analizado en su momento por nuestro Partido como una “explosión controlada” de la presión social.

El nuevo movimiento coloca una serie de propuestas que buscan perfeccionar la dictadura del capital, que buscan hacerla “más democrática”. Y pronto se ponen de manifiesto ciertas tendencias profundamente reaccionarias dirigidas fundamentalmente contra las formas de organización y lucha de la clase obrera, pues estorba la organización sindical y política de la clase obrera, estorban las formas colectivas y se pone en primer plano todo lo individual, algo muy del gusto del pequeño burgués.

La táctica de esos sectores del bloque dominante continuó tras el 15-M en algunas convocatorias posteriores y resurgió con inusitada fuerzas cuando a primeros de 2014 comenzó a organizase como partido político PODEMOS. En pocas ocasiones se ha visto un apoyo tan directo del poder mediático al nacimiento de una fuerza política, menos aún cuando esa fuerza se presenta como contraria a ese mismo poder. Se reorganiza así el flanco izquierdo del capitalismo español, realizando un gran esfuerzo para colocar a la clase obrera detrás de un utópico y reaccionario proyecto de refundación capitalista, dentro de los márgenes del parlamentarismo, al mismo tiempo que se lanza una campaña antisindical sin precedentes, a la que dan pie los dirigentes sindicales al servicio de una corrupta aristocracia obrera, amante de la conciliación de clases y el pacto social.

La segunda etapa de ese proceso en que el bloque dominante ha desplegado su táctica, una vez blindado el flaco izquierdo, y ante el potencial temor de que la “ola de ilusión” se desbocase, ha sido proceder a reajustar el flanco derecho. Se pone entonces en marcha el mismo manual, pero esta vez con el partido Ciudadanos.

La idea central de est eproceso es la siguiente: si se hunde el bipartidismo, fruto del justificado hastío de las masas, no hay problema porque las fuerzas de repuesto ya han sido presentadas en sociedad y preparadas para un nuevo engaño al pueblo, aunque ello suponga asistir al funeral de Izquierda Unida y de otros partidos políticos.

En este marco es donde nuestro Partido ha caracterizado en sucesivos documentos a PODEMOS como la “nueva socialdemocracia”, el recambio que aspira a desplazar a la “vieja socialdemocracia” del PSOE, directamente responsable de la vinculación de España a la Unión Europea, a la OTAN y protagonista de varios de los más graves ataques contra los derechos de la clase obrera y el pueblo trabajador.

Cada paso que ha dado PODEMOS en el último año y medio ha confirmado esta tesis con absoluta claridad. Al mismo tiempo que se ha ido reduciendo sustancialmente el número de huelgas y luchas obreras, debido fundamentalmente a la debilidad de un movimiento sindical cuyos dirigentes confían en el resultado de las próximas elecciones generales para firmar un nuevo pacto social, el partido de Pablo Iglesias ha ido abandonando la retórica izquierdista y moderando su discurso político reformista con el objetivo declarado de sumar más votos y llegar así al gobierno.

Sus propuestas programáticas iniciales, escasamente rupturistas y encuadradas dentro de una gestión keynesiana del capialismo, hoy han sido desechadas o transformadas en beneficio de un peligroso pragmatismo que no pone en duda ninguno de los mecanismos de explotación y gestión capitalista. Ni la UE, ni la OTAN, ni el euro están en su discurso, sino que se plantea fundamentalmente una gestión más eficiente del capitalismo, el pago de más impuestos por los ricos y un mejor funcionamiento del Estado burgués.

Llegar al gobierno no es lograr el poder, como muy claramente estamos comprobando en Grecia. Mientras no se rompa con los monopolios y con sus instituciones no hay posibilidad de realizar una política favorable al pueblo trabajador. Pero eso no lo entienden ni SYRIZA, ni PODEMOS, ni Izquierda Unida ni quienes forman parte del Partido de la Izquierda Europea que sigue hablando de  una “Europa social” que sólo existe en su imaginación.

Frente a todos ellos, nos situamos quienes afirmamos que la clase obrera será quien diga la última palabra, quienes defendemos la centralidad de la contradicción capital – trabajo, quienes pretendemos elevar la lucha de clases a lucha por el poder obrero y popular, tal y como hoy hacen nuestros camaradas del KKE. Quienes denunciamos los intentos que pretenden situar a la clase obrera bajo la dirección de sectores pequeñoburgueses y capas medias, que no luchan por erradicar la explotación y el sistema que la sustenta, sino por elevar, o cuando menos mantener, su propia posición dentro del mismo y defienden una batería de utópicas reformas democráticas en un sistema dictatorial que tiende a la reacción en todos los terrenos.

Ni marchamos bajo bandera ajena ni nos dejaremos envolver por las falsas ilusiones que algunos tratan de generar. Frente al «ciudadanismo» de algunos, que reúnen en un mismo círculo a explotadores y explotados bajo la peligrosa bandera de la transversalidad, reivindicamos la posición clasista y el papel de partido obrero, sin admitir presión alguna y contestando a cada ofensiva con una contraofensiva. No nos dirigimos a todos los ciudadanos y ciudadanas, ni tampoco a la gente en abstracto, nos dirigimos a los obreros y obreras de nuestro país y a todos aquellos sectores que viven de su trabajo, o que más bien malviven en las actuales condiciones, fruto de la pérdida de derechos o de la propia posibilidad de trabajar.

Luchamos por la independencia política e ideológica de la clase obrera y nuestra militancia combate ideológicamente a la nueva socialdemocracia sin concesiones, llámese ésta PODEMOS, Izquierda Unida o como finalmente decidan llamarse, vayan en una única lista electoral o no. Llamamos a abrir espacios de debate en cada centro de trabajo, en cada centro de estudio, en cada barrio, en cada lucha y con todos los medios a nuestro alcance con el convencimiento de que ¡no hay objetivo grande para un destacamento revolucionario, no hay metas imposibles para un pueblo que tiene confianza en su propia fuerza!