Cualquier nuevo gobierno aplicará sumisamente los ajustes dictados desde bruselas.
Las políticas de ajuste –recortes- son una necesidad intrínseca del sistema capitalista español, que continúa instalado en la profunda crisis económica que estalló en el verano de 2007. Expresión de esta línea estratégica fue, en el año 2011, el apresurado acuerdo PP-PSOE para elevar a rango constitucional la prioridad del pago de la deuda a los acreedores.
La dictadura de la Unión Europea exigirá a España, hasta el año 2018, ajustes por un importe total cercano a los treinta mil millones de euros. Ninguno de los gobiernos, hoy posibles, desobedecerá este mandato.
La crisis en la base material se trasladó, en estos años, a una profunda crisis en la superestructura, que hoy se evidencia, entre otras cosas, en las dificultades para acordar un gobierno. Esta prolongada situación de provisionalidad política en España supone una reducción del plazo del que dispondrá el nuevo gobierno para la aplicación de los ajustes, que de forma implacable dicta la UE, y que se han de ejecutar desde esta fecha hasta el año 2018.
El importe de la cantidad total a ajustar (recortar), se sitúa en el orden del 3% del PIB, en un plazo que no llega a los tres años.
Las consecuencias de la aplicación de estos ajustes recaerán, de nuevo, directamente sobre las maltrechas condiciones de vida de la clase obrera y de los sectores populares. Los recortes irán directamente, entre otros, a sanidad y educación; esto es, irán a aumento de las listas de espera, reducción de medicamentos subvencionados, aumento de ratios en las aulas, menos profesorado de sustitución, etc. Y, también, a mayores y nuevas privatizaciones de éstos y otros sectores.
También las pensiones, que tienen un problemático horizonte en el año 2018, se verán afectadas por estos ajustes impuestos por la Unión Europea.
En la lógica de las clases dominantes no se reducirá el gasto militar, y no se reducirán otros capítulos que forman parte de la lógica imperialista de la política española. Tampoco, cualquier gobierno nuevo que se forme, exigirá la devolución por parte del capital financiero de los más de cincuenta mil millones de euros que se les entregaron, de las arcas públicas, para salvar a las entidades bancarias del naufragio.
Como vienen haciendo todos los gobiernos, desde el mismo estallido de la crisis capitalista, la totalidad del peso de esta crisis se lanza sobre las espaldas de la clase obrera y de los sectores populares, que soportan cada día condiciones de vida más penosas y extremas.
Las necesidades del capitalismo español, en su actual fase imperialista, vienen priorizadas por el fortalecimiento de los monopolios. Solamente grandes actores económicos pueden participar en la competencia internacional capitalista depredadora. Por ello cualquier gobierno subordina todas sus políticas al fortalecimiento de estos emporios parasitarios, cuya acumulación de capitales sólo es posible sobre la base del incremento de la explotación, la reducción de salarios y el despojo de la clase obrera y del pueblo.
Ninguno de los gobiernos, hoy posibles, se enfrentará a esta situación desobedeciendo el mandato de la Comisión Europea. Cualquiera de ellos, con mayor o menor capacidad de engaño, aplicará estas directrices económicas con rigor.
Por ello la clase obrera y los sectores populares no deben mantener ninguna esperanza en relación a la formación de una u otra combinación de gobierno. Cualquiera que sea el gobierno que se forme, con terceras elecciones o sin ellas, asumirá el dictado del proyecto imperialista de la UE y cargará, de nuevo, todo el peso de la crisis contra el pueblo.
La única esperanza de solución a estas políticas de ajuste imperialistas está en la lucha obrera y popular, en la movilización de masas, en la lucha en cada centro de trabajo y en cada barrio y/o pueblo. La esperanza está en la lucha por la salida del euro, de la Unión Europea y de la OTAN.
El PCPE llama a la clase obrera, a la juventud trabajadora, a las mujeres que soportan doblemente el peso de la crisis, al amplio colectivo de pensionistas, a levantarse contra las políticas de ajustes y de recortes que impone la Unión Europea, y que aplicará el próximo gobierno que se forme.
Si no nos organizamos, si no luchamos, las parasitarias clases dominantes, los banqueros y los grandes monopolios, nos arrebatarán todo. Sometiendo a la mayoría social a condiciones de vida cada día más duras, sin futuro para la juventud, y con el aumento de la pobreza y la marginalidad social para amplias capas del pueblo.
No es hora de esperar, es hora de luchar.
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