El Comité Ejecutivo Nacional del Partido Comunista de Irlanda, reunido a principios de diciembre, discutió los temas políticos de actualidad y la naturaleza de la lucha que el pueblo trabajador afronta de cara al nuevo año.
El sistema capitalista está marcado por una crisis política emergente aún en su fase inicial de desarrollo. Como ha señalado el Partido Comunista de Irlanda desde hace varios años, la Unión Europea se enfrenta a una creciente crisis de legitimidad a ojos de la clase obrera de toda Europa. Desde el estallido de la crisis económica en 2008 la clase trabajadora ha sobrellevado el núcleo de los ataques en forma de austeridad, ataques sobre sus niveles de vida y ataques contra sus condiciones de trabajo. Los trabajadores han experimentado y experimentan el incremento de la explotación.
Las políticas neo-liberales, sirviendo a los intereses del “Mercado” y del estado capitalista de los monopolios, están firmemente comprometidas con los tratados de la Unión Europea. En particular esto se refleja en el esfuerzo para establecer un único mercado. Se está dando prioridad a los intereses y a las necesidades de las corporaciones transnacionales sobre a las necesidades de los trabajadores. El lema de “una Europa Social” yace hecho pedazos sobre el cadáver colapsado y decadente de la social democracia
En muchos países capitalistas los trabajadores están luchando por encontrar una vía de salida a la crisis y a la barbarie que afrontan día a día. El viejo orden encuentra crecientes dificultades para mantener e viejo estilo de gobierno pero la conciencia de clase de la clase trabajadora aún no ha madurado lo suficiente para suponer un desafío desde la izquierda, y en su lugar encuentra su expresión en el apoyo a la derecha populista así como a las recién emergidas “nuevas fuerzas” deseosas de llenar el vacío originado por el continuo colapso de la social democracia.
El Partido Comunista de Irlanda cree que el crecimiento de ambas opciones está relacionado con el abandono de la oposición dentro de la Unión Europea llevado a cabo por la izquierda y las fuerzas democráticas. Este abandono ha dejado un espacio libre en el que la derecha se alza como defensora de la democracia nacional y la soberanía.
El estado irlandés y la clase capitalista afrontan múltiples problemas que surgen de su continuidad como miembro de la Unión Europea y en particular desde la adopción del Euro. El “Brexit” plantea y seguirá planteando desafíos así como oportunidades para nuestra gente, en el norte y el sur. Los intereses de la clase trabajadora y su futuro económico serán decididos en base a los intereses de los grandes poderes dentro de la Unión Europea y en el contexto de las negociaciones entre la Unión Europea y Gran Bretaña si ésta última pone en marcha el artículo 50 en Marzo de 2017. Está claro que los intereses del pueblo irlandés se sitúan muy por detrás de los intereses del estado capitalista de los monopolios y de la City de Londres. Las negociaciones sobre el Brexit solo expondrán en mayor medida la marginalizada situación del pueblo en el Norte de Irlanda y la escasa soberanía que le ha quedado al estado irlandés.
El otro desafío a afrontar por el estado irlandés puede proceder de los desarrollos internos de Estados Unidos como estado de los monopolios capitalistas si estos deciden apostar por mayores reducciones impositivas a las grandes corporaciones y por una creciente oposición pública a la inversión corporativa (manipulando así la política impositiva del estado irlandés). El estado británico también puede seguir por esa vía de la reducción de impuestos a las grandes corporaciones para estimular la llegada del capital global o para favorecer que éste permanezca en Inglaterra.
Fácilmente, esta postura puede llevar al estado británico a una mayor y más directa competición con el estado irlandés en la lucha por atraer al capital global y puede terminar con la estrategia del ejecutivo de Irlanda del Norte de competir con el estado irlandés en sus intentos de resultar un lugar más atractivo para la inversión.
La clase capitalista irlandesa ha construido toda su estrategia de desarrollo económico en la atracción de los grandes monopolios de forma que estos se establezcan como tales dentro del estado. Con hechos como los que ahora se están desarrollando, dicha estrategia podría quedar desmontada.
Del mismo modo que han construido una estrategia de trabajo basada en condiciones y términos muy precarios, su estrategia económica es cada vez más precaria. Esto viene demostrado por el reciente escándalo relativo al gigante Apple Corporation, que hace desaparecer sus beneficios globales a través de una dirección en Irlanda para evitar el pago de impuestos –todo esto con la connivencia y el apoyo del estado irlandés. Estos beneficios se derivan de la súper explotación de los trabajadores pero pagados de la tierra. Los impuestos que el gobierno irlandés recauda de estos beneficios son poco más que una “renta imperial”.
Del caso de Apple Corporation, como del caso de las corporaciones transnacionales en general, podemos discenir los amplios lazos de interconexión que están configurando las economías de los estados situados en el núcleo imperialista y aquellos más débiles situados en la periferia.
Ahora, este modelo de desarrollo social y económico está siendo sometido a la presión de hechos que están más allá del control de la clase dirigente de Irlanda: el posible impacto del Brexit, los avances de la Comisión de la Unión Europea en la armonización impositiva para las corporaciones a partir de 2021, y la elección de Trump en Estados Unidos. El pueblo trabajador, en el norte y en el sur, afronta un futuro muy incierto, ya que las decisiones que se están tomando pueden producir un profundo impacto sobre ellos, sobre sus familias sobre sus comunidades. Todo esto debe ser contrarrestado mediante la movilización y la resistencia del pueblo trabajador.
En relación al reciente informe publicado por la Comisión del Agua, el pueblo trabajador necesita mantenerse muy alerta ante sus contenidos y ante la estrategia de los partidos del sistema y sus medios de comunicación. Aunque debe ser bienvenida, la reacción a la propuesta de la Comisión respecto de la propiedad pública del agua debe ser atemperada hasta que veamos qué está dispuesto a hacer el sistema en relación a una enmienda constitucional.
Necesitamos recordar cuan frágiles son en realidad las promesas del sistema y la amarga experiencia que supuso el impuesto a las basuras. Hace falta una movilización renovada para asegurar un referéndum sobre la propiedad del agua y para asegurar una victoria real y llena de significado en relación con los impuestos del agua.
El Partido Comunista de Irlanda da la bienvenida al incremento de la militancia de los trabajadores, particularmente en los transportes públicos, donde los trabajadores han conseguido significativos aumentos salariales. Saludamos también la lucha que está llevando a cabo ASTI en sus demandas por obtener a igual trabajo igual salario y sus esfuerzos por terminar con la discriminación contra los jóvenes profesores que se inician e esa labor.
Los trabajadores necesitan llevar adelante sus Justas reclamaciones para revertir los recortes salariales y el incremento de la carga de trabajo así como los ataques llevados a cabo contra sus términos y condiciones de trabajo.
Necesitamos defender la limitada cooperación económica que existe para toda Irlanda y trabajar sobre ella en áreas tales como salud, agricultura pesca y desarrollo inter-comunitario, así como avanzar en la profundización de a cooperación económica en todas las áreas.
El Partido reitera su llamada a los trabajadores irlandeses para que exijan al estado irlandés la ruptura con el Euro y la salida de la Unión Europea que nunca ha servido a los intereses de la clase trabajadora. La clase trabajadora y sus organizaciones en toda Irlanda necesitan hacer campaña por su propia estrategia alternativa, radical, transformadora, social y económica, y deben involucrar en la lucha a todo el pueblo trabajador de Irlanda. Hagamos de 2017 un año de resistencia y lucha renovada.
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