La Memoria Histórica, lejos de la nostalgia lacrimógena cultivada por los Garzón (cualquiera de los dos) y demás compañía oportunista, es para las y los comunistas una herramienta de presente y de futuro. Honramos a quienes fueron represaliados/as, encarcelados/as, exiliados/as, asesinados/as, por permanecer leales a la clase obrera, de la única manera posible, tomando de sus brazos las armas políticas e ideológicas, recopilando su experiencia para continuar la lucha, su misma lucha, por una sociedad que definitivamente haya desterrado la explotación y la opresión de unos seres humanos por otros.
Desde hace casi una década, el Partido Comunista en L’Alacantí despide el período estival homenajeando a quienes, inicialmente desde la Unión Soviética y con el apoyo de la clase obrera internacional, promovieron un deporte como derecho del pueblo vinculado a la salud colectiva y fuera de la mercantilización a la que el capitalismo ya estaba sometiendo el deporte a través del Comité Olímpico Internacional. Surgieron así, a comienzos de los años 20 del siglo pasado, las que se conocieron como “Espartaquiadas”. Las Espartaquiadas de 1936, cuya celebración estaba prevista en Barcelona para el mes de julio con la participación de países y deportistas antifascistas que se oponían a las Olimpiadas organizadas por la Alemania nazi ese mismo año, fueron frustradas por el golpe de Estado fascista. Muchos/as de los/as deportistas que vinieron a nuestro país para participar en dichas Espartaquiadas se quedaron para luchar junto al pueblo español en la resistencia revolucionaria contra el fascismo, constituyendo el embrión de lo que vinieron a ser las Brigadas Internacionales.
Con el ejemplo vivo de esos y esas primeras espartaquistas, el domingo 13 de septiembre se celebraron las IX Espartaquiadas organizadas por el Partido Comunista de los Pueblos de España (PCPE) de L’Alacantí. Entendiendo su Memoria como un impulso, el PCPE organiza sus Espartaquiadas, mucho más modestas, sí, pero con los mismos objetivos de lucha. Desde las 10 de la mañana, y ya incluso desde el día anterior, nuestros/as camaradas limpiaban y desbrozaban el área de las Lagunas de Rabassa en que tradicionalmente se desarrollan los juegos. Y no es casual, pues el objetivo concreto de lucha de estas Espartaquiadas se centra en la exigencia de protección de este singular espacio natural de la ciudad y su habilitación para el sano esparcimiento, ocio y ejercicio de actividad física que la clase trabajadora necesita, opuestos a la estúpida mercantilización a la que el capitalismo somete dichas necesidades humanas.
Este año, por cierto, dicho objetivo cobraba especial relevancia pues, después de ocho años, estamos cerca de conocer el desenlace de uno de los mayores ataques especulativos que ha sufrido Alacant en las últimas décadas como es la exigencia, por parte de la multinacional sueca del mueble Ikea, de construir un macrocentro comercial en Rabassa. En su versión original el proyecto iba asociado a una expansión urbanística megalítica patrocinada por el oligarca local Enrique Ortiz. Decenas, cientos de miles, hasta dos millones de metros cuadrados se disputan entre la salud colectiva y la protección medioambiental, por un lado, y la acumulación monopolística de la riqueza, la sobreexplotación laboral y la devastación del medio, por otro. Las y los comunistas sabemos de la débil y frágil protección que supone tener un tripartito “de izquierdas” gobernando el Ayuntamiento de la ciudad. El capitalismo suele ser implacable si no tiene enfrente un potente movimiento popular y el oportunismo tiende a proporcionar al pueblo el anestésico que los monopolios necesitan.
Entre las 10 y las 14 horas, y presididas por un ambiente lúdico no exento de cierta tensión competitiva (¡nadie es perfecto!) se desarrollaron las pruebas de petanca, palas, balonvolea, jabalina, tiro con arco, rematadas con la tan esperada prueba de natación en el mayor de los tres lagos. El momento más hilarante llegó con la nueva prueba en el lago incorporada en la presente edición, “Atrapa la bandera”, en que las/os participantes, individualmente o en grupo y utilizando cualquier artilugio que flotara, competían por llegar los primeros a la bandera que flotaba sobre una boya, la de la República Socialista y Confederal por la que luchamos.
Tras la sana competición, las/os participantes volvimos a las instalaciones del antiguo colegio del barrio Divina Pastora, donde fuimos homenajeadas/os con la que lleva visos de convertirse en clásica “fideuà” con el insuperable sabor que proporciona el trabajo colectivo, militante y bajo la magistral dirección de la camarada que “malcría” nuestros paladares obreros.
La comida contó con la asistencia de más de cien participantes, sumando a camaradas y a compañeras/os del entorno del Partido y la Juventud Comunista: compañeras/os de lucha obrera y sindical, barrial, antiimperialista, o simplemente amigas/os. Al finalizar la jornada, cada una/o de las/os niñas/os participantes recibieron un precioso gorro de pioneros/as con el anagrama del Partido cosido por la generosidad, la conciencia y las manos de una querida compañera de lucha. Igualmente, se repartieron públicamente los diplomas a las/os vencedoras/es de las diferentes pruebas. No pasarán a la historia por ello, pero sí como parte del combate colectivo por la emancipación de la clase obrera, la misma a la que las/os espartaquistas siempre fueron leales.
¡¡¡ POR UN DEPORTE AL SERVICIO DE LA SALUD DEL PUEBLO TRABAJADOR !!!
¡¡¡ DEFENDAMOS LAS LAGUNAS DE RABASSA FRENTE A LOS MONOPOLIOS !!!
¡¡¡ SÓLO LA LUCHA CONSIGUE VICTORIAS !!!
¡¡¡ ORGANÍZATE CON NOSOTRAS/OS EN EL PARTIDO COMUNISTA !!!
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