El 14 de abril de 1931 la lucha de la clase obrera y de cuanto había de progresivo en la sociedad española trajo consigo la proclamación de la II República. Frente a las tendencias reaccionarias
Frente a las tendencias reaccionarias articuladas entorno a la monarquía borbónica, se habría paso un esfuerzo modernizador que aspiraba a superar los restos de feudalismo que perduraban en el país y a llevar hasta sus últimas consecuencias la revolución burguesa, en gran parte pendiente.El programa republicano exigía la amnistía para los represaliados de la revolución de Octubre del 34, proponer una limitada reforma agraria, reestablecer el Estatuto de Autonomía de Cataluña y defender una serie de reformas sociales y educativas de carácter progresista.
Los derechos conquistados durante la II República y, muy especialmente, la fuerza creciente del movimiento obrero revolucionario se convirtieron en intolerables para las clases dominantes, que buscaron su salvación en el fascismo: la dictadura terrorista abierta de los elementos más reaccionarios, más chovinistas y más imperialistas del capital financiero y los terratenientes. El criminal golpe de estado del 18 de julio de 1936 fue resistido por el movimiento obrero y popular durante tres años de guerra nacional – revolucionaria, a los que siguió la heroica lucha guerrillera y la lucha obrera de masas contra la dictadura.
TRANSICIÓN Y MONARQUÍA
Tras casi cuarenta años de dictadura, y bajo una creciente presión de la lucha de masas, las clases dominantes constaron que el franquismo había dejado de ser la forma de dominación que mejor podía servir a sus intereses. A pesar de las contradicciones existentes en el bloque dominante, se abrió paso una opción estratégica que apuntaba a la internacionalización del capital español, sellando una alianza imperialista que conduciría al país al ingreso en la OTAN y en la Comunidad Económica Europea. La crisis capitalista iniciada en 1973, que trajo dolorosas consecuencias para las mayorías populares, unida a la lucha antifascista y al desarrollo imponente del movimiento obrero, quebraron la escasa legitimidad del Franquismo.
Había llegado el momento de introducir cambios importantes en la forma de dominación capitalista, de emprender la transición de la dictadura fascista a la democracia burguesa. Se impuso una democracia burguesa coronada por la Monarquía Borbónica, en una operación de alto calado estratégico a la que se sumó la dirección del PCE, que desarmó al movimiento obrero y popular y selló todo tipo de pactos que condujeron finalmente a la Constitución burguesa de 1978, al ingreso en la OTAN y en la CEE, actual Unión Europea.
LA CRISIS CAPITALISTA Y LA LUCHA REPUBLICANA EN NUESTRO DÍAS
La crisis general del capitalismo, con el ciclo recesivo iniciado en 2007 – 2008, está poniendo nuevamente de manifiesto que en el capitalismo no es posible satisfacer las necesidades más básicas de la clase obrera y los sectores populares: empleo, vivienda, salud y educación. Como sucediera en la última etapa del franquismo –bajo la presión de la crisis iniciada en 1973- la legitimidad de las formas de dominación se resquebraja. Al igual que entonces, se hacen públicos graves episodios de corrupción–consustancial al capitalismo- y, tras más de tres décadas, se rompe el pacto de silencio tejido entorno a la Casa Real.
Al igual que en los años 70 prepararon minuciosamente una operación política de calado estratégico(la “transición”), el bloque dominante se prepara de nuevo ante las grandes luchas obreras y populares que están por venir y que se gestan en cada huelga y en cada manifestación de resistencia popular ante las bárbaras medidas que adopta el capitalismo. Mientras se desacredita la Monarquía, que chapotea en el pantano de la corrupción, y también los dos principales partidos capitalistas (PSOE y PP), desde el poder se pone en marcha un discurso de masas que desacredita toda política y se promueven formas de movilización social que tratan de enfrentarse a la organización sindical y política de la clase obrera: al sindicato y al partido obrero.
Como en los últimos días del franquismo, el cambio está en marcha. Para las clases dominantes existen dos opciones estratégicas: o gobierno autoritario de corte “tecnocrático” o recomposición del bipartidismo, generando un nuevo centro – derecha y un nuevo centro – izquierda que se alternen en el poder. Incluso, llegado el caso de que la presión obrera y popular pusiera en peligro el poder de los monopolios, las clases dominantes prescindirán de la monarquía y levantar la bandera de una república capitalista. Todo con tal de mantener la dictadura del capital.
¿POR QUÉ REPÚBLICA LUCHAMOS?
Quienes 82 años después defienden las mismas posiciones que fueron acertadas durante la II República, caen en posiciones absolutamente dogmáticas. Nuestro país no es hoy la España con reminiscencias feudales y una revolución democrático – burguesa en gran parte pendiente existente en 1931. España es un país capitalista desarrollado, con una posición intermedia en la cadena imperialista, sumido en una profunda crisis capitalista, y en el que ninguna tarea democrática depende ya de la burguesía. La fase imperialista del capitalismo se caracteriza precisamente por la reacción en todos los terrenos y, más aún, en las actuales condiciones de crisis estructural, en que se incrementa la explotación que sufre la clase obrera y el peligro de una guerra imperialista generalizada.
Por tanto, platear la reivindicación de la III República en abstracto, al margen de la disputa por el poder, sitúa a las masas obreras y populares en un combate bajo pabellón ajeno, permitiendo que la bandera tricolor sea utilizada en los juegos de las clases dominantes en el mantenimiento del poder. Nada tiene que ganar la clase obrera bajo la dictadura capitalista, sea bajo forma monárquica o republicana. La cuestión no es elegir si nos explota una monarquía o una república capitalista. Vivimos en la época de la transición del capitalismo al socialismo – comunismo. La lucha política es lucha por el poder obrero y popular, es lucha por el derrocamiento del poder capitalista y por la implantación de la República Socialista en España, en cuyo carácter confederal se exprese el derecho de los pueblos a la libre autodeterminación. La bandera republicana debe ser levantada por la clase obrera en su lucha contra el poder capitalista y no para modernizar la dictadura del capital.
EL PCPE LLAMA A LA CLASE OBRERA Y LOS SECTORES POPULARES:
– A resistir las agresiones capitalistas en cada empresa, barrio y sector, unificando todas las luchas, y exigiendo condiciones dignas de vida y trabajo, la nacionalización de la banca y de los sectores estratégicos de la economía (minería, eléctricas, comunicaciones, transporte, etc.).
– A luchar contra la guerra imperialista y contra la implicación de nuestro país en las luchas de poder entre las potencias y bloques imperialistas. A colocarse del lado de la clase obrera internacional y de los pueblos que resisten las agresiones militares y exigir el retorno de las y los militares españoles. Por la ruptura con la Unión Europea, el Euro y la OTAN.
– A levantar un potente movimiento sindical clasista, fortaleciendo la lucha sindical combativa, desenmascarando a los dirigentes sindicales defensores del capitalismo y uniendo por la base al movimiento obrero y sindical en Comités para la Unidad Obrera (CUO), por encima de toda división de sigla, articulando programas de lucha concretos contra el poder de los monopolios y con la participación protagónica de los trabajadores y trabajadoras en asambleas de centro de trabajo.
– A organizar al pueblo trabajador en Comités de Unidad Popular para la defensa de los derechos conquistados: vivienda, educación, sanidad, etc. A organizar un fuerte movimiento combativo de la mujer trabajadora y de la juventud y el estudiantado de extracción obrera y popular.
– A articular una amplia alianza social entorno a la clase obrera, en forma de Frente Obrero y Popular por el Socialismo, capaz de desencadenar una contraofensiva que conduzca a la crisis revolucionaria y a la toma del poder, a la construcción del socialismo – comunismo, a la República Socialista.
¡POR LA REPÚBLICA SOCIALISTA!
¡FRENTE OBRERO Y POPULAR POR EL SOCIALISMO!
¡TODO PARA LA CLASE OBRERA!
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