Intervención del PCPE en mítin internacional celebrado en Roma

Abr 7, 2013 | Internacional

El pasado 6 de abril, organizado por los camaradas de CSP-PC, se celebró en Roma un mítin internacional de Partidos Comunistas y Obreros europeos al que asistió, en representación del PCPE, nuestro Secretario General, Carmelo Suárez. A continuación el texto de su intervención.

 

Estimados y estimadas camaradas.

Estimados representantes diplomáticos de Cuba, Venezuela y Corea.

 

En nombre del PCPE me gustaría agradecer la invitación de nuestros camaradas italianos a estar presentes en este importante acto internacional.

 

Hoy los partidos comunistas en la UE nos encontramos ante el reto de encabezar, de una forma coordinada, la necesaria respuesta de masas que se corresponde con la violenta agresividad de este polo imperialista.

 

Es un reto que se corresponde con el grado de agudización de la lucha de clases en nuestros países, consecuencia del alto nivel de agotamiento de las relaciones capitalistas de producción, del grado de agudización de la contradicción entre el altísimo desarrollo de las fuerzas productivas y las relaciones capitalistas de producción.

 

La actual crisis capitalista, dentro de la cual desarrollamos nuestra acción política las organizaciones revolucionarias, es una nueva expresión de la crisis general del sistema capitalista internacional, en la que la brutal crisis de sobreproducción se agrava ante los problemas en el ámbito energético, alimentario y cultural. Pero esencialmente es una crisis consecuencia del agotamiento histórico del sistema capitalista mundial, del agotamiento de su capacidad para mantener vivo el ciclo de reproducción ampliada del capital como elemento central de su bárbara lógica interna.

 

Los Partidos Comunistas que siempre hemos mantenido con firmeza nuestras posiciones, que siempre -y desde sus inicios- denunciamos el carácter imperialista de la UE; que nunca consideramos ese proyecto oligárquico como un proyecto de modernización que rebajara el grado de la contradicción entre capital y trabajo, tenemos hoy una gran responsabilidad en momentos en que las clases dominantes europeas pasan por graves dificultades para mantener su hegemonía.

 

La gestión que, el actual bloque histórico de poder, está haciendo de esta fase de la crisis capitalista implica un altísimo grado de violencia contra la clase obrera y otros sectores populares.

 

Las condiciones de vida de la mayoría social en la UE empeoran de forma brutal y acelerada. La clase obrera va perdiendo sus prestaciones de salud pública, servicios sociales y educación, sus condiciones de vida se deterioran cada días más y las situaciones de pobreza y hambre afectan a millones de hombres y mujeres, la juventud trabajadora no tiene ningún futuro en este proyecto imperialista que cuyos intentos de salida le llevarán a un grado superior en el ejercicio de la violencia. El abaratamiento del precio de la fuerza de trabajo es el eje central de las políticas del capital. Así, en España, la pérdida de poder adquisitivo de los salarios, como suma de la rebaja del salario más el incremento del coste de la vida, llega al 14% entre 2007 y 2012.

 

El proceso de destrucción de capital sobreacumulado se traduce en la intervención sobre los ahorros de los sectores populares. Así en España, la quita aplicada a determinados fondos de inversión, que fueron vendidos por los bancos con engaños, han llegado en algunos casos al 61% como consecuencia de la aplicación de las condiciones del memorándum anexo al rescate de la UE por importe 40.000 millones de euros a la banca española. Miles de millones de euros han sido robados al ahorro familiar con este procedimiento.

 

Ahora en Chipre esa misma táctica ha sido aplicada con una acción aún más violenta.

 

Los distintos polos imperialistas se disputan hoy ferozmente su posición de ventaja en la explotación de la clase obrera mundial, en el saqueo de las materias primas estratégicas y en el control de los mercados donde vender sus mercancías.

 

Como consecuencia de esta agudización de las contradicciones, y de las disputas interimperialistas, la violencia del capital toma formas cada vez más explícitas de terrorismo de estado y de guerra imperialista. Así el premio Nobel de la Paz, Barack Obama, dio la orden de asesinar a más de tres mil personas mediante el empleo de drones en diversos países, durante su primer mandato presidencial al tiempo que mantiene la prisión de Guantánamo como ejemplo de su total y absoluta vulneración de los derechos de las personas. Y esto es solo un ejemplo, al que en la UE hay que añadir los vuelos secretos de la CIA, realizados utilizando numerosos aeropuertos de nuestros países y con la colaboración de todo tipo de gobiernos sin que ninguno de ellos haya asumido alguna responsabilidad por esta colaboración criminal.

 

Hoy los servicios secretos de la UE mantienen un sistema de vigilancia universal, en tiempo real, sobre toda la población. Se archivan todas nuestras comunicaciones, y se procesan en complejas bases de datos para mantener fichas muy actualizadas y completas sobre la militancia revolucionaria, sus capacidades organizativas y sus programas de acción política. Las libertades individuales y colectivas son una quimera dentro de la UE.

 

Otro nivel superior de violencia se desarrolla a través de la guerra imperialista. Libia, Mali, República Centroafricana, Afganistán, Irán, Somalia, Sáhara, Siria, etc. son parte de una larga lista de países donde el imperialismo desarrolla toda su violencia para conseguir sus objetivos. La República Popular Democrática de Corea e Irán están en el punto de mira de las potencias imperialistas. La socialdemocracia francesa, apoyada electoralmente por el Front de Gauche que incluía al PCF, impulsa con igual convicción que los más genuinos representantes del capital estas brutales acciones militares. La OTAN, el Frontex, la Europol, el Africom, son las estructuras del terrorismo de estado de la UE.

 

Al tiempo se realizan políticas antimigratorias que tienen como única finalidad la disponibilidad de una fuerza de trabajo aún más barata y más sumisa, que es utilizada también con el objetivo de presionar sobre las aspiraciones de la clase obrera de los países de la UE por mejoras económicas.

 

Cuando se produce esta agudización extrema de la lucha de clases los centros intelectuales del poder no permanecen a la espera. Se desarrollan hábiles estrategias de masas que tienen como objetivo apartar a la clase obrera de las posiciones revolucionarias. No se trata solo de las campañas anticomunistas que siempre ha realizado el capital como parte de su lucha ideológica por mantener la supremacía, sino que se impulsan movimientos sociales y/o políticos que tratan de llevar a la clase obrera por caminos ajenos a la lucha de clases, a la aspiración de la toma del poder y a la construcción de socialismo. Así en estos años, desde el estallido de la fase actual de la crisis en 2007, una diversidad de movilizaciones ajenas a los intereses de la clase obrera se han desarrollado en los países de la UE.

 

El oportunismo político, y sus diversas expresiones reformistas, ha participado en estos engaños desde sus mismos inicios. Desde una posición subsidiaria, han dado cobertura y legitimidad a estas movilizaciones promovidas por los centros de poder. Así el oportunismo, una vez más en la historia, está jugando su papel de comparsa de la dominación capitalista. El Partido de la Izquierda Europea es el principal abanderado de esta expresión del oportunismo, aunque en su interior haya partidos que aún mantienen el nombre de comunistas sin que ello tenga ninguna base científica.

 

El reformismo político no tiene ninguna posibilidad de confrontar con esta estrategia del capital en la UE. Antes al contrario, su posición de colaboración de clases es una eficaz política funcional al bloque de poder dominante, y que no le causa ninguna inquietud para la estabilidad de su sistema de explotación.

 

Vivimos en la etapa histórica de transición del capitalismo al socialismo. En esta situación la herramienta fundamental de la que dispone la clase obrera para avanzar por el camino de su emancipación es el partido comunista que sustenta su acción en el marxismo-leninismo, en el internacionalismo proletario y en la aspiración del poder obrero bajo la forma de dictadura del proletariado.

 

Este tipo de partido fue el que históricamente respondió con firmeza a las más difíciles condiciones de la lucha de clases, en Grecia, en Italia, en la Unión Soviética y en España. Hoy nuestra determinación es la misma que tuvieron esos partidos comunistas cuando tuvieron que enfrentar las más brutales consecuencias de la crisis capitalista de 1929. Esa es la garantía que tiene la clase obrera de nuestros países cuando dan su confianza al partido marxista-leninista.

 

Desde esa responsabilidad, que el PCPE asume con todas sus consecuencias, participamos en este acto unitario. Para avanzar en el camino que hemos de recorrer forjando la unidad revolucionaria, hacia la coordinación comunista internacional, y hacia la unidad en un programa básico que sustente esa coordinación.

 

Por la salida del euro, de la UE y de la OTAN.

Por la unidad de todas las luchas en nuestros países, y en todos los de la UE.

Por la lucha por el poder obrero, el socialismo y el comunismo.

Por la más amplia lucha de masas contra la guerra imperialista.

 

Viva el internacionalismo proletario

Viva el marxismo-leninismo y el movimiento comunista internacional

Viva la lucha de la clase obrera por la revolución socialista y el comunismo