Con cada rebrote vemos cómo el gobierno regional aprovecha para situar el foco de la problemática en la irresponsabilidad de la población y criminalizar a quienes, incluso presentando evidentes síntomas de COVID, son obligados a acudir a su puesto de trabajo, ya sea por la empresa, por su situación económica, o ambas. Según el consejero de salud, el 60% de los contagios se producen en el entorno social, de ahí que las medidas en nuestra región se enfoquen en limitar el ocio y las reuniones familiares, mientras se obvia intencionadamente la situación en el ámbito laboral.
La realidad es que el virus se transmite en el centro de trabajo, principalmente en aquellos donde la clase trabajadora sufre mayor explotación o está más desorganizada, las empresas no suministran a sus trabajadores los EPI efectivos suficientes, o directamente les hacen responsables de conseguir la protección por su cuenta. Además, hay que sumar a esto el reducido espacio de trabajo que, en la amplia mayoría de casos, no permite de ninguna manera el distanciamiento social, mientras hay una impunidad total para la patronal, que solo busca la acumulación de ganancia a toda costa. Estas condiciones son óptimas para que se produzca el contagio, pero, ¿se produce éste solo mientras se desempeña la jornada laboral? Evidentemente no, también ocurre durante el transporte y, por supuesto, al volver a casa donde, en el mejor de los casos, se convive únicamente con la familia más cercana, o en el peor de ellos, el hogar se comparte entre varias familias, disparándose así el número de contagios. Solo de esta manera, analizando los hechos lejos de la “narrativa oficial”, que todo lo achaca al comportamiento individual, se comprende cómo hemos llegado a la situación en la que nos encontramos, donde los territorios más afectados son siempre barrios obreros, con una alta densidad de población inmigrante, los ejemplos más evidentes son El Carmen, Floridablanca y San Andrés. O localidades con fuerte presencia de trabajadores del campo como Totana, Jumilla y Lorca.
El objetivo del capital y sus gobiernos está muy claro; que la clase obrera no solo vuelva a pagar su crisis, sino que también cargue con la culpa de las muertes y las consecuencias de la pandemia; a la vez que se aleja de la conciencia colectiva el único motivo por el cual el virus ha puesto en jaque a nuestra sociedad, que no es otro más que la absurda lógica capitalista de destrucción de la fuerza productiva, de continuar su acumulación de ganancia a toda costa y, especialmente en el caso que nos atañe, décadas de privatización y empobrecimiento de nuestra sanidad pública.
Tu lucha decide.
Todo para la clase obrera.
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