La Iniciativa Comunista Europea sobre el Día Internacional de la Mujer Trabajadora

Mar 9, 2015 | Internacional

El sistema capitalista, dado su carácter explotador, discrimina a las mujeres trabajadoras y del resto de sectores populares pobres, que son explotadas y oprimidas por el mismo. Esta desigualdad se expresa a través de salarios más bajos y trabajos precarios, así como en el riesgo del paro o el despido debido al embarazo. El ataque a la atensción sanitaria, a la educación, al bienestar social, a los servicios sociales, la entrega de estos servicios al gran capital y la inadecuada atención a la infancia obligan a las mujeres a quedarse en casa con los niños o los ancianos y, con ello, su participación en el movimiento se ve limitada.
 
El capitalismo como sistema mantiene la desigualdad entre géneros, y la discriminación es un componente estructural. La igualdad de las mujeres puede existir en el marco de la abolición de las relaciones de clase de explotación y no únicamente mediante medidas legales relativas a ambos sexos.

En los países donde se producen intervenciones imperialistas y guerras, las mujeres sufren todo tipo de violencia. Son víctimas de humillaciones, secuestros o una vida en la pobreza en campos de refugiados.
 
La creciente influencia de la religión, que es un fenómeno global, hace que esta situación empeore, dado que quita a las mujeres los derechos sociales, políticos y culturales fundamentales y, entre otras cosas, fomenta visiones retrógradas sobre el tema del aborto. Todos estos ataques reaccionarios hacia las mujeres no se contradicen con el interés de la clase capitalista, ya que la religión no es hoy un fenómeno arcaico, sino “moderno” que es útil a las necesidades ideológicas y económicas de la burguesía.

Al mismo tiempo que los países socialistas dejaron de existir en Europa Oriental y se perdieron muchas de sus conquistas para las mujeres, se promovieron ilusiones por parte de los monopolios y sus gobiernos, acerca de que los problemas de las mujeres de la clase obrera y otros sectores populares pobres se resolverían en el marco del desarrollo capitalista y la UE. Pero en el mundo actual, el capitalismo no sólo no ofrece ninguna solución para vivir una vida digna con plenos derechos, sino que ocasiona nuevos tormentos y sufrimientos a las mujeres de las familias obreras y populares.

Con todo, la conciencia de las mujeres y su voluntad de luchar por una mayor emancipación son sustanciales. Pioneras como Clara Zetkin, Rosa Luxemburgo y otras mujeres militantes realizaron una gran contribución histórica a la lucha por los derechos de las mujeres. Debe reforzarse la participación de las mujeres en el movimiento obrero clasista y en el movimiento militante de mujeres. Pero la cuestión decisiva será si las mujeres trabajarán por los cambio revolucionarios o serán manipuladas por la visión de que la representación femenina cambiará el capitalismo.

Un buen ejemplo de cómo la representación es utilizada en interés de los imperialistas es la resolución 1325 de la ONU (Mujeres, paz y seguridad). La resolución despertó falsas esperanzas con sus declaraciones acerca de que si las mujeres participasen en conflictos internacionales serían un gran activo para crear paz y estabilidad. Su análisis era de género y no de clase. La OTAN ha adoptado esta idea y aplicado la resolución 1325 en su concepto estratégico, de forma que las mujeres sirvan de pretexto para guerras imperialistas.

La lucha de las mujeres por la paz está inseparablemente unida a la lucha contra el sistema capitalista, contra los planes imperialistas.

Recientes acontecimientos han vuelto a demostrar que la explotación de clase y la doble opresión contra las mujeres no puede abolirse bajo el capitalismo. Un sistema basado en la propiedad privada es la principal razón de la desigualdad. Por tanto, es claramente demostrable que la emancipación de las mujeres no se puede conseguir sin una lucha por el socialismo. Todas las demás opciones que tienden a reformar el capitalismo para mejorar las condiciones de las mujeres no serán capaces de acabar con la desigualdad.
Celebramos el Día Internacional de la Mujer Trabajadora con todas las mujeres obreras y del resto de sectores populares pobres. Nuevamente reiteramos nuestra creencia en la posibilidad y necesidad de un mundo mejor y más igualitario. Esto únicamente se puede alcanzar mediante la participación de las propias mujeres en la lucha conjunta por la igualdad de género y contra el capitalismo.

La emancipación de las mujeres no puede alcanzarse sin una firme lucha contra el capitalismo.
No hay lucha de la mujer sin lucha de clases – no hay lucha de clases sin lucha de la mujer