Los resultados de las elecciones andaluzas se ajustan a la estrategia de la “segunda transición” que las clases dominantes en España han puesto en marcha para tratar de resolver su profunda crisis

Mar 26, 2015 | Comité Central

Las elecciones andaluzas del pasado día 22M constituyen la primera puesta en escena, en el terreno electoral, de la estrategia general que desarrolla en España el bloque social y político que conforman las  actuales clases dominantes; estrategia que el PCPE ha denominado como “Segunda Transición”.

El discurso de los diferentes partidos políticos a los que se ha facilitado todo el protagonismo, antes y durante  la campaña electoral, alejado de las problemáticas concretas y acuciantes de la mayoría obrera y popular  andaluza, se ha caracterizado por la defensa y promoción de posiciones interclasistas y “ciudadanistas” que  buscaban alejar de la escena política a la clase obrera, a sus intereses y, en consecuencia, a la lucha  ideológica entre burguesía y proletariado.

Pese al esfuerzo realizado, la presentación en sociedad de las “nuevas” opciones políticas de repuesto no ha tenido el éxito esperado de aumentar significativamente la participación en las elecciones, un tímido aumento de la participación del 3,16%, y una participación total del 63,94%, es expresión de que hay un tercio del electorado que no ha sucumbido a los cantos de sirena de los nuevos mandarines de la burguesía.

Los resultados favorables alcanzados por el PSOE, principal beneficiario del adelanto electoral, no son linealmente proyectables a una convocatoria de ámbito estatal. En este sentido se puede afirmar que los resultados permiten vislumbrar un cierto agotamiento del bipartidismo de la Primera Transición, y el inicio de la etapa de rodaje de las fuerzas alternativas de refresco que han sido designadas para dar continuidad a la dominación de la burguesía en España, y a su sistema económico capitalista.

Las candidaturas del PCPE se han visto afectadas por esta estrategia de las clases dominantes, de tal forma que una parte de quienes anteriormente votaron por nuestro Partido en esta ocasión no lo han hecho. Y ello pese al duro trabajo realizado por nuestra militancia con enorme empeño y haciendo todo tipo de esfuerzos para romper el muro de silencio que construye sobre nuestro proyecto político. Se ha demostrado, así, la eficacia la estrategia desarrollada por la burguesía y las carencias que el PCPE todavía tiene para llegar a amplios sectores obreros y populares, y más en esta ocasión con unas elecciones adelantadas en un año de intenso trabajo político.

El desarrollo de los acontecimientos en las próximas elecciones, previstas para este mismo año, será posiblemente decisivo en el proceso de liquidación del viejo eurocomunismo (IU), fagocitado por el nuevo oportunismo de PODEMOS. IU ha pagado un alto precio por su participación en el anterior gobierno de la Junta de Andalucía, como una y otra vez ocurre en este tipo de pactos que pretenden una gestión “más humana del capitalismo”. PODEMOS y CIUDADANOS, van demostrando su disposición y sus capacidades para situarse como el nuevo bipartidismo en un complejo proceso de sustitución y relevo, que se irá modulando según la conveniencia de las clases dominantes y el mismo desarrollo de la crisis del capitalismo español.

El PCPE enfrenta con determinación el reto de revertir esta situación, hoy que las clases dominantes tratan de conformar el sistema electoral negándole a la clase obrera todo protagonismo político. Luchamos por ganar un espacio político propio, para hacer avanzar nuestra propuesta revolucionaria, con los métodos propios de un Partido revolucionario: organización, compromiso y militancia. Unir a las y los comunistas en el proyecto del PCPE, y combatir el engaño de quienes tratan de seducir a la clase obrera para que se aparte de sus convicciones revolucionarias será siempre una tarea de primer orden para nuestro Partido.

El Comité Ejecutivo del PCPE, por último, hace un especial reconocimiento al esfuerzo de toda la militancia del Partido en esta pasada campaña electoral, que permitió hacer llegar nuestra propuesta política mucho más allá de lo que la burguesía estaba dispuesta a permitir, demostrando así la fortaleza de una organización revolucionaria.