A partir de la emergencia sanitaria derivada por las consecuencias del virus COVID19, la sanidad pública madrileña no ha tardado en mostrar su falta de recursos e incapacidad para afrontar la crisis. Desde que PP y PSOE aprobaron en el Parlamento la ley 15/97, con el beneplácito de la mayoría de los grupos de la cámara, dieron vía libre para la privatización de la sanidad pública. Desde ese momento en Madrid no se ha parado de esquilmar el sistema sanitario. Terrenos regalados a constructoras para la edificación de hospitales de gestión privada; ambulatorios y laboratorios entregados a manos del capital; cientos de trabajadoras y trabajadores de la limpieza, cocinas, lavandería puestos en la calle, mientras se subcontrataban estos servicios, etc.
En esta situación tan compleja de emergencia sanitaria estamos sufriendo, más que nunca, las consecuencias del proceso de destrucción de lo público en nuestra Comunidad. Podemos afirmar que el sistema público de salud en Madrid está al borde del colapso. Por situar un dato concreto, solo entre 2014 y 2017 desaparecieron 800 camas de la sanidad pública (última cifra publicada). Hoy, en plena emergencia sanitaria, hospitales como el Severo Ochoa de Leganés mantienen más enfermos durmiendo literalmente en el suelo o en sillas de plástico que en las camas de urgencias. Del mismo modo, miles de personas con diversas patologías, viven en la incertidumbre de no saber cuándo van a ser atendidos, cuándo se les va a hacer la prueba de coronavirus, cuándo van a retomar el seguimiento de sus enfermedades, cuándo les van a realizar la operación o prueba que les han aplazado, etcétera. Entretanto, casi la mitad de los hospitales de nuestra región poco o nada hacen al respecto, hablamos de los 49 hospitales privados que las autoridades sanitarias no se atreven a poner a disposición de la salud pública, hospitales intocables incluso en el supuesto estado de alarma en el que nos encontramos.
Destacar también, respecto a los cuidados a la tercera edad y especialmente en las residencias de ancianos, en el caso de nuestros abuelos y abuelas, de los hombres y mujeres pensionistas de la clase trabajadora que se han ganado el derecho a un descanso digno y los que les debemos la máxima atención, el nivel de inhumanidad que alcanza el capitalismo con su mercantilización de la vida ha llegado al horror. Incapaces de ser atendidos, sin medios adecuados, ni dotaciones, ni especialistas, nuestros ancianos están muriendo a decenas en las residencias.
Igualmente, no se conoce ninguna iniciativa del gobierno Regional para poner a la industria manufacturera madrileña a fabricar los materiales imprescindibles para superar la situación: mascarillas, colchones, sábanas, equipos y productos de higiene, etc. Son numerosas las empresas madrileñas que, directa o indirectamente, podrían asumir la fabricación inmediata de estos materiales que tanto escasean y, sin embargo, hospitales y farmacias se encuentran sin disponer de buena parte de estos recursos tan necesarios para personal sanitario y pacientes.
Desde el PCPE y la JCPE venimos denunciando la imparable degradación que la sanidad y del resto de los servicios públicos en Madrid. Sabemos que, más allá de las medidas puntuales y necesarias que reclamamos en estos momentos, ningún avance de fondo cabrá esperar dentro del sistema capitalista, que ninguna formación política del espectro parlamentario actual hará más que gestionar los intereses del capital. Solo la superación del sistema capitalista hacia una sociedad socialista y hacia el comunismo garantizará la dignidad y la emancipación del pueblo trabajador.
SANIDAD PÚBLICA, GRATUITA, DE CALIDAD Y UNIVERSAL
NATIVA O EXTRANJERA LA MISMA CLASE OBRERA
TODO PARA LA CLASE OBRERA
LA CRISIS QUE LA PAGUEN LOS CAPITALISTAS
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