Joaquín y Alberto llevan sepultados por un corrimiento de tierra en el basurero de Zaldibar desde el 6 de febrero. Ante este suceso la prioridad del Gobierno Vasco fue reabrir la AP-8 frente al rescate de los 2 trabajadores enterrados vivos.
Éste es otro macabro ejemplo de la nula importancia de las vidas de los y las trabajadoras en el capitalismo. Dos días antes de ser sepultado, Joaquín advirtió a sus superiores de que había una grieta en el vertedero, y llevaba semanas avisando de los riesgos de seguir echando basuras al ritmo que se estaba haciendo. Igualmente, los y las bomberas que participaron en el rescate el primer día no supieron que se trataba de un basurero hasta que lo descubrieron in situ, además Osalan, esperó a que se reabriese un carril de la AP-8 para informar que había amianto en el vertedero.
Otra evidencia de que no existe el “Oasis Vasco” libre de corrupción. La realidad es que el PNV se adjudica contratos millonarios para la gestión de vertederos y la construcción de incineradoras, como en Zubieta. Dejan las basuras en manos de empresas privadas, convirtiendo lo que debían ser servicios públicos en negocio y empobreciendo así las condiciones de esos trabajadores. Ejemplo de ello fueron los trabajadores de basuras de Cespa, que estuvieron en huelga en mayo en Bizkaia. Silencio y la desinformación son la estrategia del PNV para la solución de la crisis.
En los primeros días no publicaron noticias en los medios bajo su control. Asimismo, llevaban días diciendo que no hay peligro de respirar el humo con olor a plástico quemado del vertedero, que se estaba midiendo la contaminación y la calidad del aire era “muy buena”. Estás mediciones eran completamente falsas ya que se hicieron en base a parámetros de contaminación por tráfico, y no se tuvieron en cuenta las materias tóxicas presentes en el vertedero.
Pasada una semana del incendio informaron de mediciones de dioxinas y furanos 50 veces por encima de la cantidad aceptable. El departamento de salud recomienda ahora no ventilar las casas y no hacer deporte al aire libre, sin embargo, los y las trabajadoras somos los últimos siempre, se recomienda no hacer deporte y se suspende el derbi Eibar-Real, pero no se pone ninguna limitación a realizar trabajos físicos.
Ante la crisis, un periodista preguntó al lehendakari: “¿En estos días no ha sentido la necesidad de ir a Zaldibar donde hay dos personas enterradas por un desprendimiento?”, Urkullu, que vive a 15 minutos de Zaldibar respondió: “Por las campañas que se hagan en Twitter: ¡No!”
No es que queramos que el lehendakari fuera a sacarse la foto, ya sabemos que no es más que el representante de Confebask. Pero es descarado el punto de deshumanización al que llegan ante la muerte de dos trabajadores. Para Urkullu y la patronal, la clase obrera no somos más que piezas de su maquinaria capitalista: prescindibles y sustituibles cuando morimos a su servicio.
Por otro lado, la mafiosa gestión de residuos del PNV viene de atrás. Hace 5 años llevaron una guerra mediática contra el puerta a puerta y el reciclaje para evacuar a Bildu del gobierno de Gipuzkoa, y poder llevar a cabo su pelotazo de la incineradora de Zubieta. En lugar de tratar de reducir los residuos, las incineradoras suponen quemar residuos plásticos y orgánicos produciendo más gases invernadero y nocivos, a la vez que se crean vertederos para los residuos más tóxicos, como el de Zaldibar.
En resumen, han asesinado a Joaquín y a Alberto, han puesto en riesgo en grave riesgo la vida de las y los trabajadores de las labores de rescate y limpieza por el amianto, y han puesto en peligro la salud de más de 100.000 personas que viven cerca de Zaldibar. El capitalismo y su destrucción del planeta para abrir más nichos de mercado nos ponen en riesgo de subsistir como especie, hoy la consigna de Rosa Luxemburgo es más vigente que nunca, ¡Socialismo o barbarie!
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