Nota de prensa del comité ejecutivo del PCPE ante la cumbre de parís sobre el cambio climático

Dic 1, 2015 | Comité Central

Los gobiernos de la mayor parte de los países del mundo se reúnen en París para, según dicen, tratar de frenar el cambio climático. Ante el inicio de la Cumbre miles y miles de personas se movilizan en diferentes países exigiendo medidas que frenen el deterioro medioambiental que se ha generalizado en todo el planeta. El Partido Comunista de los Pueblos de España manifiesta su solidaridad con las luchas que estos días se libran contra el cambio climático y en defensa del medio ambiente. Al respecto el PCPE quiere señalar que las luchas que libran nuestros pueblos en defensa del planeta, desde el punto de vista de los y las comunistas, debe orientarse contra las verdaderas causas que se encuentran detrás de este fenómeno.

El capitalismo contemporáneo ha entrado en una fase tremendamente peligrosa. Por todas partes se extiende la barbarie en forma de desigualdades sociales, pobreza masiva, movimientos migratorios forzosos, guerra generalizada y destrucción medioambiental. El peligro se ha intensificado desde el estallido de la última crisis capitalista, que ha vuelto aún más peligroso e irracional al sistema capitalista, que en su actual fase imperialista nos conduce directamente a la barbarie.

Esta cumbre se está produciendo escasos días después de los atentados que han servido como excusa para imponer el estado de emergencia y mantener en arresto domiciliario, sin juicio, a más de 300 personas, entre ellos 24 activistas medioambientales. El nivel de violencia que generan los gobiernos capitalistas se expresa en el extranjero y dentro de las fronteras con medidas de recorte salvaje de derechos.

Los países capitalistas, en función de su fuerza, se han lanzado a un nuevo reparto del mundo. En estas condiciones, dada la correlación de fuerzas internacional, los acuerdos que puedan alcanzarse en la Cumbre de París no podrán escaparse de esta lógica. Las principales potencias impondrán su posición o no respetarán ningún tipo de acuerdo que pueda hacerles retroceder en la competencia suicida que conduce al desastre del planeta. La lógica capitalista, basada en el incremento incesante de la producción, al menor precio y con las mínimas barreras (incluidas las medioambientales) está reñida con la defensa del medio ambiente, como lo está la guerra imperialista que masacra actualmente a los pueblos y que deja como consecuencia la contaminación de los suelos, las aguas y el aire por el uranio empobrecido y otros residuos del armamento actual.

Los pueblos y al frente de los mismos su clase obrera deben responder con contundencia. Es necesario frenar los planes agresivos de los monopolios, que dirigen nuestros países con mano de hierro, hacen retroceder nuestros derechos y condiciones de vida y destruyen masivamente el medioambiente, afectando especialmente a los trabajadores y trabajadoras, al campesinado pobre, a los trabajadores y trabajadoras agrícolas y al conjunto de pueblos oprimidos por el imperialismo. La hipocresía consustancial al capitalismo hace que sean los propios monopolios que causan el cambio climático los que financian buena parte de la Cumbre de París y propagan interesadamente la ficción de que es posible vivir en armonía con la naturaleza en el marco del actual sistema de explotación y destrucción generalizada.

Una vida en armonía con el medio ambiente sólo es posible en un sistema económico cuya producción se planifique atendiendo a las necesidades de los pueblos y no a la lógica del interés privado y la acumulación de capital. Para ello es necesario arrebatar el poder a los capitalistas y levantar un sistema social de economía planificada que tome en cuenta en esa planificación que una de las necesidades del género humano es, precisamente, vivir en armonía con el medio ambiente y cuyo poder político defienda sin contemplaciones el patrimonio medioambiental de los pueblos. Ese sistema es el socialismo – comunismo, que se levanta como única alternativa real al cambio climático en marcha.

Madrid, 30 de Noviembre de 2015.