Ante la Marcha a Madrid convocada por organizaciones agrarias, cooperativas de productores y productoras y sindicatos del campo, en defensa del sector lácteo, el Comité Ejecutivo del PCPE declara:
La situación por la que atraviesa el sector es desesperada y peligra su propia supervivencia en un escenario de subida de los insumos, y caída libre de los precios pactados por los monopolios de la industria lechera y las grandes superficies por debajo de los propios costes de producción.
El carácter concentrado y altamente monopolístico de la industria láctea y la distribución al por menor, es lo que hace posible la prepotencia de los grupos industriales y las grandes superficies y la exitosa presión a la baja sobre los precios en origen, que están llevando al sector a su práctica desaparición. Las empresas de la industria láctea pactan precios inasumibles para el pequeño productor, solicitan de los productores bajadas de producción y /o directamente no les recogen el producto. Por su parte los grandes grupos emplean las marcas blancas para fijar precios presionando así a la baja sobre el precio del producto en origen.
La concentración monopolística de las explotaciones y de la propiedad de la tierra no es la alternativa para mejorar la posición del campesinado en la pugna por el precio frente a una industria y un gran comercio altamente concentrados y centralizados . Ese proceso, iniciado desde la integración europea, sólo ha tenido y tendrá como consecuencia la ruina de miles de familias, el cierre de pequeñas y medianas explotaciones en las cuencas lecheras, la quiebra definitiva de nuestra autosuficiencia alimentaria, el despoblamiento y ruina del campo y más emigración.
La liquidación del sector lácteo se remonta al momento de la entrada de España en la CEE (hoy UE) que abre un proceso de concentración capitalista en el campo; concentración y centralización del sector productivo y en consecuencia de la propiedad de la tierra, que llevó a la ruina a pequeños y medianos productores y constriñó la capacidad productiva del sector, encaminándose hacia un modelo de grandes explotaciones propiedad de grandes grupos monopolistas y sacrificando a productores, consumidores, calidad del producto y futuro del campo.
Las cuotas y la liberalización no son dos políticas sino la misma política económica dirigida a aplastar la producción lechera autóctona para colocar los sobrantes lácteos de los países miembros del eje dominante en la Europa de los monopolios (sobre todo Francia), cuyos intereses representa e impone la UE, utilizando instrumentos como la PAC imperialista. Ambas responden, en diferentes coyunturas, a los intereses de las grandes corporaciones alimentarias europeas, que defiende y representa la PAC. Las restricciones a la producción crearon las condiciones para el desmantelamiento que ahora precipita y acelera la liberalización. La ofensiva se da por lo tanto en clave de pugna entre monopolios por ampliar sus cuotas de mercado.
La liberalización, sobre los escombros de la nefasta cuota láctea, constituye un ataque durísimo de los monopolios y de la UE contra el pequeño y mediano campesinado, contra el conjunto de consumidores y de trabajadores asalariados que dependen directa o indirectamente del sector lácteo, y contra amplios sectores populares del campo y la ciudad. En las condiciones de la liberalización irrestricta, los productores pequeños y empequeñecidos no pueden competir con los grandes monopolios, más aún cuando se imponen por la UE precios que sólo son asumibles para los monopolios.
En este año han desparecido en León 642 explotaciones. En Cantabria actualmente solo quedan 1.500 explotaciones de leche, frente a las más de 3.800 censadas en 2001. Desde la entrada en la CEE, se produjo la desaparición del 90% de las explotaciones ganaderas existentes en Galicia. En Asturias desde la imposición del sistema de cuotas en 1992 las explotaciones ganaderas no han hecho más que descender, pasando de las 20.000 granjas a las actuales 2.209 explotaciones de leche. El continuo cierre de ganaderías ha tenido como consecuencia inmediata que la producción láctea en Asturias haya alcanzado su histórico más bajo desde 1980.
La solución no pasa por sustituir el necesario debate político por un debate técnico sobre la necesidad de agilizar la defensa jurídica en caso de incumplimiento de los contratos, o exigir más eficacia o más supervisión ministerial. Tampoco cabe hablar de ineficacia o inacción por parte de los gobiernos. Los gobiernos autonómicos, español y europeo gobiernan con gran eficacia y mano de hierro para garantizar los negocios de los grandes grupos monopolistas y de las grandes corporaciones europeas cuyos intereses representan y representa la Unión Europea de capital.
La crisis del sector lácteo es mundial. El precio de la leche se viene abajo en todo el mundo capitalista expulsando del mercado a millones de productores. Miles de campesinos marchan a Bruselas, Estrasburgo, se movilizan en Francia, Bélgica, Alemania, Portugal, Suiza, Indonesia, República Dominicana y Estados Unidos El fenómeno se inscribe en una crisis de sobreproducción que sacude a todo el mundo capitalista.
Sobreproducción no implica que sobre leche. Al contrario,millones de trabajadores se ven privados de ella. La superproducción de mercancías que da lugar a las crisis no es absoluta, sino relativa. El exceso de mercancías solo existe si se tiene en cuenta la demanda solvente, pero no en comparación con las verdaderas necesidades de la sociedad.
Desde el PCPE saludamos la iniciativa de las organizaciones agrarias, cooperativas de productores y sindicatos del campo, que, junto a otras organizaciones populares y de masas, promovieron la constitución de plataformas de defensa del sector y el 4 de Septiembre hacen oír su voz en Madrid para exigir la toma de medidas urgentes por parte del gobierno español.
Estaremos en esas movilizaciones apoyando firmemente la lucha por la defensa del sector lácteo y clarificando que salvar este sector sólo es posible uniendo las fuerzas de los pequeños y medianos productores del campo a las de la clase obrera y el resto del pueblo trabajador; bajo un Programa de ruptura con la UE y el euro, de apoyo al cooperativismo y de avance hacia la nacionalización de las grandes explotaciones y de todos los eslabones de la producción, la transformación y la distribución, en el marco de una economía planificada socialista que termine con la anarquía de la producción y con el imperio omnímodo de los cartels alimentarios y tenga como único objetivo la satisfacción de las necesidades sociales y la autosuficiencia alimentaria de nuestro país.
Comité Ejecutivo del PCPE
30 de Agosto del 2015
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