A los trabajadores de HP Outsourcing, HP Aplicaciones y a toda la clase trabajadora aragonesa:
No obstante, y a pesar de su resolución, sobre la cual queremos dar nuestra opinión a continuación, valoramos positivamente la huelga como experiencia acumulada para afrontar nuevas luchas, tanto por parte de los trabajadores de HP como por parte del conjunto de la clase trabajadora, especialmente la ocupada en el sector de las Tecnologías Informáticas y de la Comunicación (TIC), que veían en la lucha de HP un reflejo claro de sus aspiraciones.
La crisis estructural del capitalismo ha puesto contra las cuerdas al conjunto de la clase trabajadora. El capitalismo, por sus leyes económicas, generó un exceso de producción que no pudo vender en el mercado. Esto, en último término, se reflejó en el capital financiero, pero su origen es mucho más profundo: la propia esfera de la producción. De ahí las medidas que la burguesía está aplicando para recuperar la tasa de ganancia: 1) destruir fuerzas productivas, es decir: cerrar empresas, despedir trabajadores, aumentar el paro, etc.; 2) reducir el precio de la fuerza de trabajo mediante las contrarreformas laborales, las cuales incluyen el artículo 41 que se ha dirigido contra la plantilla de HP; 3) abrir nuevos mercados mediante la privatización y mercantilización de servicios anteriormente públicos, así como saquear otros países en su vertiente imperialista y obtener mayores plusvalías (deslocalizaciones como las que realiza frecuentemente HP y las cuales amenazan a las plantas de toda España).
La lucha de clases nunca ha dejado de existir, pero en estos momentos se tensa especialmente. La patronal tiene clara su salida a la crisis (recuperación de la tasa de ganancia); en cambio, amplias capas de la clase trabajadora, engañadas por el reformismo político y el sindicalismo del Pacto Social, flaquean en su decisión de organizar un frente obrero y popular por el Socialismo.
En el conflicto de HP hemos visto quién representa el sindicalismo del Pacto Social y a qué conduce en una lucha. Desde el primer momento, CCOO y UGT plantearon dudas acerca de la huelga indefinida y su disposición en la lucha era conseguir simples migajas. Las secciones sindicales de CCOO y UGT representaron en este conflicto los intereses de una capa privilegiada de la plantilla, que comparte intereses con los gerentes y encargados, la aristocracia obrera, alejada de los intereses del grueso amplio de los trabajadores y que, como decía Lenin, hacen la labor de lugartenientes de la burguesía en el movimiento obrero. Como ejemplo de esto, cabe evidenciar que posteriormente arremetieron contra la CGT acusándoles de “kale borroka”.
Esta posición del Pacto Social quedó en completa evidencia en la asamblea, cuando se negaron a aceptar la decisión colectiva de impedir el voto por correo electrónico a la hora de decidir si continuaba la huelga. ¿Cuál era su justificación? Que ellos habían sido elegidos en elecciones sindicales y eran los representantes de los trabajadores, no la asamblea con más de 150 trabajadores. Está claro: ¡para estos “representantes de la clase obrera” valen mucho más unas votaciones según la ley de la patronal (el Estatuto de los Trabajadores) que la ley dictada por los trabajadores en asambleas! Y en ello se amparan continuamente: no podemos, no nos lo permiten, es lo que hay… cuántas veces tuvieron que oírlo los trabajadores.
La decisión de poner la huelga a votación fue un completo error, así dividieron a la plantilla. Y, con la unidad rota, la dirección, con el apoyo de los esquiroles, hizo todo tipo de artimañas para ganar la votación. Una votación en la que se permitió que votaran los propios esquiroles e incluso los encargados y los gerentes. Y, a pesar de todo, en HP Outsourcing ganó el continuar la huelga y en HP Aplicaciones se perdió por apenas cinco votos.
Para el PCPE está claro que esa votación jamás debió de existir y que mucho menos se debería haber dejado votar a los elementos antiobreros. Tampoco entendemos cómo los resultados de esta votación fueron determinantes para que posteriormente se decidiera finalizar la huelga. En ese momento los trabajadores más combativos deberían haber dado un paso al frente y mostrar aún más firmeza ante sus compañeros y en los piquetes, convenciendo a los que intentaran entrar a trabajar influidos por la campaña de desinformación lanzada por la dirección, con ayuda de algunos medios de comunicación, que aseguraron que la huelga había finalizado.
A este respecto también queremos trasladar una valoración que extraemos de esta lucha: los trabajadores deben contar con sus propios órganos de expresión, independientes de la burguesía, y no esperar el beneplácito de directores de prensa pagados con el dinero extraído a los propios trabajadores. Igualmente, no deben esperar absolutamente nada del parlamento, ni confiar en las ilusiones que depositan en él los reformistas de partidos como Izquierda Unida, cuya actividad de apoyo a los trabajadores se reduce a dejarse ver en las manifestaciones y dejar un espacio para hablar en las instituciones, cuando en ellas solo están representadas las diversas facciones de la burguesía.
Para que las luchas no queden en saco roto, es fundamental la organización consciente y firme de los trabajadores, sin esperar nada de la patronal, en disposición de lucha hasta el final por sus condiciones laborales, sin concesión alguna. La patronal no está dispuesta a ceder en su desesperado intento de remontar la crisis, además tiene la ley de su parte, por tanto a los trabajadores no les queda otra que luchar.
Porque, al final, lo único que se ha sacado de esta huelga, en términos económicos, es una congelación del salario, que se compensa con la ampliación de la jornada laboral (desaparece la rebaja del sueldo, pero se congela el IPC, se aumenta la jornada a 1720 horas, las guardias son gratuitas durante las dos primeras horas y no se compensan como descanso y la empresa se reserva el 10% de la jornada laboral del trabajador para su propio “disfrute”)… ¡Ni siquiera se ha avanzado conforme a como estaban el mes anterior, sino que se ha retrocedido! Insistimos: los trabajadores necesitan como herramienta imprescindible una forma de organización sindical sólida, democrática, clasista y sin ilusiones colaboracionistas.
Las agresiones contra la plantilla de HP no se van a quedar aquí, sino que van a continuar en los próximos meses. Serán tanto de tipo individual como de tipo colectivo. Por lo pronto el mes próximo acaba el convenio colectivo y toca su negociación. Y también se ciernen sobre la empresa algunas amenazas de deslocalización, tras ver cómo en otros países europeos cerraban plantas para llevarlas a países como la India.
Ahora, la tarea, tal como se acordó colectivamente, es formar una asamblea permanente de trabajadores, que tome las decisiones por sí misma y se coordine con trabajadores en lucha en otras empresas e incluso en otros puntos de España. Una propuesta muy similar a la que el PCPE hacemos de los comités de unidad obrera: asambleas de base en las cuales puede participar cualquier trabajador, al margen de su afiliación sindical, y que es soberana para tomar las decisiones relativas a la plantilla, incluso en la mesa de negociación.
Porque, se pierda o se gane, lo fundamental es que la clase trabajadora aprenda mediante la lucha activa y genere sus propias herramientas. Unas herramientas que se dirijan, sin vacilaciones, hacia la conformación de un frente obrero y popular articulado en torno a los Comités de Unidad Obrera, en la perspectiva del poder obrero y el Socialismo.
La consigna de hoy es Socialismo o barbarie.
18 de junio 2013
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